La impresión 3D está provocando una curiosa "revolución industrial" puesto que está cambiando los procesos de fabricación de repuestos, accesorios o, incluso, la arquitectura y el diseño de edificios. El impacto de la impresión 3D está siendo enorme y, prácticamente cada día, conocemos algún caso práctico de uso de esta tecnología que, incluso, está llegando al campo de la medicina con el desarrollo de "repuestos para seres humanos", es decir, el desarrollo de implantes y prótesis. Sin ir más lejos, un equipo de la Universidad Cornell ha desarrollado una oreja artificial que se apoya, precisamente, en la impresión 3D y que se ha desarrollado tomando como base las células de un cartílago natural.
¿Repuestos para humanos? Quizás pueda sonar muy raro y, casi, cercano al terreno de la ciencia-ficción pero desde hace algún tiempo, grupos de investigación de todo el mundo trabajan en el desarrollo de implantes y prótesis apoyándose en la impresión 3D, por ejemplo, el desarrollo de hueso artificial.
En este caso, el equipo de investigadores de la Universidad de Cornell se puso como objetivo el desarrollo de una oreja artificial basándose en células vivas e impresión 3D con la idea de encontrar una solución para los niños que nacen con defectos congénitos que provocan que no se le hayan desarrollado las orejas al nacer (un defecto congénito conocido como microtia.
¿Y cómo se puede imprimir una oreja? Para empezar, el equipo de investigadores trabajaron en un CAD con el que modelaron una representación tridimensional de la oreja del paciente que tomaba como base los datos captados al realizar escáneres en 3D de orejas de niños que no presentaban microtia (aunque la idea es que, en el futuro, se pueda generar el modelo de la oreja escaneando la oreja sana al paciente y generando una imagen especular de la misma).
A partir de ahí, el siguiente paso fue crear un molde mediante impresión 3D y, acto seguido, lo rellenaron con un gel de colágeno en el que introdujeron células de cartílago (células condrógenas) procedentes de una vaca pero la idea es que, en una hipotética aplicación real, la fuente de las células sería el mismo paciente. Alimentando el molde con nutrientes, las células codrógenas se reproducen y van reemplazando, paulatinamente, al colágeno hasta formar una estructura más o menos estable que se puede suturar al paciente y recubrir con piel mientas se sigue desarrollando y se sustituye por completo el colágeno para dejarle espacio a las células condrógenas. En el caso del experimento realizado por los investigadores, la oreja se suturó al lomo de una rata de laboratorio donde se terminó de desarrollar tras tres meses de proceso.
Sin duda, el desarrollo realizado por la Universidad de Cornell es más que interesante y abre la puerta al desarrollo de implantes con una baja probabilidad de rechazo puesto que, en una aplicación real, se utilizarían las mismas células del paciente y, además, no solamente serviría para corregir defectos congénitos sino que también podría ayudar a personas que han sufrido un accidente o alguna enfermedad que les haya provocado la pérdida del pabellón auditivo.
Aunque aún quedan algunos aspectos a depurar en esta investigación, el equipo ve viable realizar un implante real en el año 2016, fecha en la que esperan certificar la técnica con humanos (tras realizar ensayos clínicos).
Imágenes: PLOS ONE