Comprar una cámara nueva y comprobar que con ella ya se han realizado disparos no es una buena sensación. La tuvo el fotógrafo y blogger de Pretty in White London Rob Dunlop tras comprar dos Canon EOS 5D Mark III a DigitalRev y descubrir que una de ellas ya había realizado unos sesenta disparos. La curiosidad lo llevó a consultar en Stolen Camera Finder y descubrir que su cámara había sido empleada para diversas reviews de la propia DigitalRev.
Para más inri al ver las imágenes se dio con que no se trataba de unas pruebas en interiores, sino que incluso en una de ellas se probó en exteriores con una ligera lluvia, de forma que en el vídeo se ve la cámara con algunas gotas. Obviamente a la cámara no debería pasarle nada, pero pagar 4.668 libras por dos cámaras nueva y descubrir que a una de ellas para cuando te ha llegado incluso le ha llovido encima no es plato de buen gusto.
DigitalRev es famosa no sólo como tienda sino sobre todo por su página y su canal de Youtube, que cuenta con más de medio millón de suscriptores. Han conseguido su fama gracias a hacer una ingente cantidad de reviews con un tono más desenfadado que científico de todo tipo de cámaras, objetivos y accesorios. Kai, el habitual presentador y probador del canal ha cosechado cierta fama, simpatías y animadversiones por esta distinta forma de probar material.
La cantidad de equipo que han probado -suelen ser de los primeros en ofrecer reviews de los nuevos modelos- nos pone los pelos de punta al pensar que esto pudiera ser una práctica habitual con las unidades probadas. A la espera de una respuesta por su parte preferimos pensar que se trata de un desafortunado error.
Para contar su historia Rob Dunlop escribió un artículo en el que anima además a hacer la misma comprobación con nuestras cámaras. Si bien la idea original de Stolen Camera Finder es encontrar fotos que alguien haga con una cámara que nos haya robado para localizarla, el nuevo uso ideado por Rob Dunlop no es menos interesante. Si se convierte en una practica generalizada los distribuidores y vendedores menos rigurosos recibirían un merecido toque de atención.