A veces nos podemos topar con fotografías bien logradas que juegan mucho con las sombras. O, también, podemos encontrar que alguien sugiere mejorar nuestra fotografía con HDR. Hoy les vamos a explicar un poco de qué va todo esto.

En su sigla en inglés, HDR significa High Dynamic Range, o alto rango dinámico, y tiene una técnica particular para lograrse, jugando habitualmente con la misma apertura pero variando la exposición. Cuando sacamos una fotografía, los valores de exposición son establecidos de acuerdo con el ambiente en el que nos encontremos.

Las cámaras suelen calcular de acuerdo a una zona específica del encuadre este tiempo de forma de tener una toma uniforme, donde el resultado no sea demasiado oscuro o las fuentes de luz no salgan completamente quemadas.

Por dar un ejemplo: si estamos en una zona iluminada, el valor de exposición tendrá que ser tal para que las zonas más iluminadas no aparezcan quemadas. Por otro lado, si estamos en una zona poco iluminada o con muchas sombras, entonces el valor será ajustado para poder apreciar más detalles en la oscuridad.

En concreto, las imágenes con HDR, o imágenes de alto rango dinámico, están procesadas con una cierta técnica que permite obtener el mejor rango dinámico, es decir, el rango que tiene la foto para ir desde lo más oscuro hasta lo más iluminado y detallado. Así, una imagen procesada con una técnica de alto rango dinámico representa con exactitud fiel todos los detalles de una escena, desde luz solar completa hasta la oscuridad de la noche.

¿Para qué sirve el HDR?

Las fotografías con alto rango dinámico son moneda corriente porque nos permiten solucionar “errores” de la cámara. Obviamente, un HDR excesivo siempre es de mal gusto, pero siempre que es aplicado con corrección, nos ayuda a tener mejores resultados. Cuando estamos fotografiando una escena con muchos contrastes de iluminación, la cámara no se comporta como nosotros.

El ojo humano se puede ajustar sin demasiados problemas a estas nuevas condiciones lumínicas, pero la cámara no puede ajustarse de inmediato. Sus sensores no les dan esa posibilidad, recordemos que estamos hablando de cámaras. En estos casos, donde nos encontramos con estas condiciones, será necesario usar HDR.

Esta técnica nos permite evitar tener fotografías sobreexpuestas o subexpuestas a través de la postproducción. Así se consigue que todas las fotografías queden expuestas de forma perfecta, aunque en un primer momento hayan tenido niveles luminosos diferentes. El HDR se emplea para obtener detalle en la totalidad de la toma, en lugar de un único lugar que es el que estaba en mejores condiciones cuando de luz se habla. También, a través del HDR, se pueden jugar con los contrastes de las luces y las sombras sin perder el detalle en ninguna de las zonas.

Los usos de la fotografía HDR son variados. De hecho, existen varios detractores de la técnica, pues se dice que es demasiado evidente —de hecho, incluso un ojo inexperto se dará cuenta del procesado— pero depende del gusto. Esta técnica no se puede usar en cualquier situación, sino que dependemos de estas condiciones especiales de iluminación que mencionamos anteriormente.

Por ejemplo, durante los días nublados, para poder mostrar todo el detalle del cielo, que no se puede ver de otra forma, a menos que renunciemos al detalle en otra zona de la imagen. En la fotografía de interiores, para evitar la necesidad del flash, y obviamente en la nocturna.

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¿Cómo se consigue la técnica HDR?

Para poder formar una imagen a través de la técnica HDR, necesitamos hacer varias tomas de una misma escena, usando la misma apertura, preferentemente con un trípode. Lo único que cambiará entre una toma y la otra es el valor del tiempo de exposición.

Se necesitan por lo menos 3 exposiciones para formar una imagen HDR: una a velocidad alta, para fotografiar el detalle de las zonas iluminadas, una a velocidad normal, y otra a velocidad lenta, para las sombras y las zonas oscuras de la imagen. La técnica HDR combina estas imágenes en una única toma con equilibrio de luces y sombras, a través de algún software.

La verdad es que algunos programas cuentan con una funcionalidad para tomar una foto y “transformarle” los valores en diferentes partes para producir una imagen HDR, pero los resultados son diferentes. Esto se puede hacer, siempre y cuando hayamos realizado la toma disparando en RAW.

También muchas cámaras, de Canon y de Nikon, por ejemplo, cuentan con una funcionalidad HDR nativa para que el trabajo de setear la cámara sea menos manual. Pero siempre vamos a tener que aportar algo de nuestro instinto durante la postproducción.

Los programas que se usan habitualmente en la edición son, claro, Photoshop —después de la versión CS2 incorporó el modo HDR y desde ese entonces es una de las funciones más populares—. Y otros más específicos como Photomatix y Artizen HDR. En años recientes Lightroom se ha convertido en casi un estándar para la manipulación y administración de fotografías.

Cuando estamos utilizando Photoshop, que es en definitiva el programa más popular, se tiene que abrir la imagen, indicar los datos de exposición —condiciones de sensibilidad ISO, velocidad de obturación, apertura del diafragma— o indicar el ajuste de EV; regular el histograma, y realizar la conversión de HDR.

En definitiva, el HDR es algo muy interesante como para aprender, pero no siempre se puede hacer, por lo que tendremos que evaluar antes de pensar que podremos editar y cambiar todo en postproducción.

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