Investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte han desarrollado unos cables de metal líquido autorreparables. Pero además, se pueden estirar, retorcer o hasta cortar. No importa la prueba física a la que los sometas que se repararán por sí mismos. Sin duda, se trata de otro paso más en el desarrollo de la tecnología que recuerda a los cables elásticos de los que hablamos hace un mes.
En un mundo en el que cada día llevamos algún cable con nosotros, ya sea algún cargador o los auriculares, unos cables autorreparables son el sueño de muchos de nosotros.
¿Cómo han desarrollado estos cables autorreparables? En primer lugar, han creado unos túneles en una capa de polímero. Después, los han rellenado con un metal líquido compuesto por una aleación de indio y galio. De esta forma, el metal iría dentro de una capa que se puede estirar. Cabe añadir que al ser líquido el interior, la flexibilidad del cable aumenta.
¿Y si se rompe? En los cables elásticos que presentó esta misma universidad el mes pasado ahí radicaba el principal problema. No podían comercializarlos si no conseguían que al romperse, el metal no se escapase y no supusiese riesgo alguno para la salud. Esta vez han conseguido que al romperse el metal se oxide en contacto con el aire, formándose así una cubierta solida e impidiendo que el liquido se derrame.
Sin embargo, lo realmente alucinante es que al volver a juntar los dos extremos, estos se fusionan perfectamente. Es decir, el metal y la capa de polímero de cada extremo se vuelven a unir para formar de nuevo un cable completamente homogéneo.
Según Michael Dickey, profesor asistente y co-autor del proyecto, este avance permitiría alterar circuitos existentes sin dificultad alguna. Sería tan sencillo como cortar los cables y unirlos con otros. De esta forma, reconfigurar un sistema de conexiones se convertiría en una tarea muy sencilla, sólo serían necesarias un par de tijeras.
Sinceramente, esperemos que estos cables de metal líquido autorreparables convenzan a los fabricantes y comiencen a utilizarlos en sus productos. ¿A quién no le gustaría tener un cargador que por más que lo doblases siguiese funcionando a la perfección? Las aplicaciones que podrían tener unos cables así en nuestra sociedad son casi infinitas.