La historia de la fotografía es un universo rico y amplio donde siempre podemos descubrir algo nuevo. Justamente hace algunos días les contamos sobre la primera fotografía montada de la historia, tomada por un competidor de Louis Daguerre que, aparentemente, fue injustamente vencido en la carrera por patentar el invento de la fotografía. Además de Daguerre, otro de los pioneros de la fotografía fue Henry Talbot, un inglés que se encargó de inventar el proceso con negativos que más tarde sería el estándar en la industria. Sam Cornwell, otro inglés amante de la fotografía, decidió hacer un viaje muy especial para revivir este momento en la historia.

Una de las primeras fotos de la historia se tomó en 1835, en la casa de Talbot en Lacock Abbey, la casa del inventor en el pueblo de Wiltshire, Inglaterra. Cornwell decidió peregrinar a este lugar para hacer un documental, además de una serie fotográfica, para revivir esta historia de los comienzos de la fotografía. Viajó desde Hayling, en Portsmouth, hasta Lacock Abbey, con un trailer que ofició de cuarto oscuro, para poder recrear el primer negativo como una fotografía de placa húmeda –y también, quedarse con un recuerdo del viaje-.

Además de la fotografía, Cornwell también hizo un breve documental de media hora llamado justamente Pilgrimage (peregrinaje), de corte intimista, para mostrar cómo fue la experiencia. Este documental lo hizo con la ayuda de un colega llamado Lloyd Miller, que estuvo encargado de filmar todo el proceso. Si tienen el tiempo de verlo, realmente no tiene desperdicio:

A Pilgrimage for Photographers from Sam Christopher Cornwell on Vimeo.

Cornwell también cuenta cómo las ventanas de Lacock Abbey, que justamente son las que aparecen retratadas en la fotografía de Talbot de 1835, son generalmente ignoradas por los turistas pero un punto de atracción importante para los fotógrafos:

La organización que maneja la abadía tomó la decisión de no poner cortinas para cubrir las ventanas debido a su significado, haciendo que el acercamiento de un fotógrafo a ellas sea casi simbólico, casi religioso. Hablé con un asistente mientras estaba completamente emocionado y me dijo que la mayoría de los turistas pasan al lado de las ventanas sin darse cuenta de su importancia, mientras que de vez en cuando aparece un fotógrafo para rendirles homenaje.

Lamentablemente, en el Talbot Museum –ubicado justamente en la abadía- no son conocidos por ser el hogar de una de las fotos más antiguas, sino que, al contrario, son visitados por hordas de fanáticos de Harry Potter –muchas escenas de la saga adolescente de JK Rowling se filmaron en este lugar, por lo que las icónicas ventanas son largamente ignoradas por los visitantes-.

De acuerdo con los guías del museo, más allá de los aprendices de magos, las ventanas de Talbot son algo así como “la Meca de los fotógrafos”. Ojalá algún día tengamos la oportunidad de viajar a Lacock Abbey, mientras tanto, nos contentamos con el documental de Cornwell.