El primero de Enero del 2011, Michael Chrisman se acercó al puente de Toronto Port Lands con una caja negra, que con la ayuda de algo de cinta adhesiva y ladrillos, la fijó a un costado, para olvidarla un año y regresar 365 días después. Esta caja contenía un material sensible, que a través de un diminuto agujero dejó pasar la luz de todo un año, creando una imagen icónica de lo que sería pasar todo ese tiempo mirando al horizonte.

Claramente se trataba de una cámara pinhole o esteneopeica, cuya función esta basada en la cámara obscura o linterna mágica dejando pasar un haz de luz muy pequeño a través de un agujero en su parte frontal. Considerando que las cámaras usualmente obturan a 1/125, por ejemplo, la cámara de Michael tuvo una velocidad increíblemente baja, produciendo una imagen que tras 365 días de exposición no produjo áreas quemadas.

La imagen en si muestra el horizonte de la ciudad, con el recorte de sus más altos edificios a la derecha y una mancha compuesta de varias lineas en su parte central. Se trata del movimiento del sol a través del cielo y el desplazamiento de este dependiendo de la temporada en que se encuentre. Debido a que la cámara estuvo las cuatro estaciones con su disparador abierto (una pequeña pieza de plástico adhesiva), se puede ver como el sol se trasladó de izquierda a derecha para volver a su posición original.

Curiosamente, el papel sensible no fue revelado, sino que tuvo que ser escaneado ya que por su antigüedad no resistiría los procesos químicos. Este escaner, en su única pasada, fue destruyendo el papel original debido a la potencia de la luz, pero guardando de manera segura su versión digital. Toda una aventura para una pequeña cámara hecha en casa.