Han pasado 7 meses desde que Google pusiese en práctica su nueva política de privacidad, una política que nos anunció a finales de enero y unificaba bajo un mismo documento los 70 documentos legales que regulaban la política de privacidad de sus servicios. Este cambio, que entró en vigor el 1 de marzo, era un símbolo más de esa unificación de servicios (o experiencia unificada) que está impregnando a Google desde hace más de un año en la que los datos de los usuarios fluyen de un servicio a otro como si se tratasen de uno solo; un hecho que hizo saltar las alarmas en Europa desde el primer momento y que, según parece, habría llevado a la Unión Europea a solicitar a Google algunos cambios en los términos del servicio.

Desde un primer momento, esta reunificación de la política de privacidad y el flujo de datos entre los distintos servicios de Google (por muy nobles que fueran los motivos para mejorar la experiencia del usuario) hicieron saltar algunas alarmas dentro de las agencias y organismos encargados de la protección de los datos personales en los países miembros de la Unión Europea. Francia fue uno de los primeros en comentarlo pero también se ha sumado Reino Unido a esta corriente hasta el punto de haberse enviado una misiva a Google (firmada por los organismos de cada país) solicitando algunos cambios y haciendo recomendaciones sobre este cambio de política.

Por un lado, la Unión Europea le indica a Google que antes de unificar el tratamiento de los datos (que se gestionaban por separado) debería obtener el consentimiento explícito de los usuarios antes de asumir que con un cambio en los términos del servicio es suficiente y, por otro lado, se apunta a que las compañías de Internet no deberían redactar acuerdos complejos, inteligibles únicamente por abogados o excesivamente largos. Además, le piden a Google que detalle algo más sus intenciones para combinar los datos de los usuarios y gestionarlos de manera unificada.

¿Y para qué enviarle una carta a Google? La intención de la Unión Europea es que Google realice cambios en su política de privacidad siguiendo estas pautas, haciéndola algo más fácil de entender a los usuarios para que estos puedan tener claro, desde un primer momento, qué están aceptando y qué tratamiento sufren nuestros datos.

La verdad es que es raro encontrar una política de privacidad o unos términos de servicio que estén redactados para ser "entendidos por un ser humano" puesto que adolecen, en exceso, de una verborrea legal que no todo el mundo llega a comprender por completo y, de hecho, no todos los usuarios leen las condiciones que aceptan cuando se registran en un servicio (una mala práctica propiciada por la forma que tienen las compañías de redactar estas cláusulas). No sé si Google responderá favorablemente a este requerimiento pero, en general, la carta que ha enviado la Unión Europea es de aplicación a Google y otras tantas empresas.