Hace unas semanas echábamos un primer vistazo a Megabox, la versión renovada de Megaupload con la que Kim Dotcom pretende revolucionar la industria discográfica. Hoy sabemos algo más sobre los nuevos planes de Kim, sobre todo de la parte que se encarga del almacenamiento de archivos en la nube, Mega. Y tiene un aspecto fantástico.
Dotcom ha concedido una entrevista a Wired en la que habla sobre este futuro servicio, especialmente de los resquicios legales que podrían derivar en nuevos litigios con el gobierno norteamericano. Concretamente, con el FBI, que ya le cerró a principios de este año Megaupload. Para ser exactos, Kim habla de cómo Mega pone al usuario en el centro de su servicio, y de cómo es éste quien decide sobre los archivos que sube a sus servidores, pudiendo cifrarlos para asegurarse de que únicamente él será quien tenga acceso a ellos. Esto es así gracias al algoritmo Advanced Encryption Standard, el cual cifra el archivo subido con un simple clic secundario, y posteriormente entrega una clave única al usuario. Dicha clave no estará alojado en los servidores de Mega, por lo que ni siquiera el servicio podrá acceder a dicho archivo. Ni el servicio... ni el gobierno federal.
En palabras de Dotcom, y asesorado por sus servicios jurídicos, nadie podría clausurar Mega esta vez, salvo una repentina ilegalización del cifrado de datos. Se muestra tranquilo ante esta remota posibilidad. "De acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la privacidad es un derecho humano básico, usted tiene el derecho de proteger su información privada y sus comunicaciones frente al espionaje", añade.
Con estas declaraciones, hace un llamamiento a su servicio a todo aquel especialmente preocupado por la seguridad y la protección de sus archivos en línea. Asimismo, asegura que Mega empleará dos conjuntos redundantes de servidores que estarán ubicados en diferentes partes del mundo, a lo que Kim y su compañero Mathias Ortmann añaden que si algún país actúa contra la legalidad e interviene sus servidores, o incluso si un desastre metereológico los dañara, los archivos de los usuarios continuarían estando a salvo al permanecer en otro servidor ubicado en otro país, para que no vuelva a repetirse el escenario del pasado mes de enero en lo que Kim asegura que fue un abuso por parte del gobierno de EEUU. Por otra parte, aseguran también que han cumplido por completo con todas las leyes de los países en los que tienen previsto ubicar los servidores.
En la última parte de la entrevista se aborda la espinosa cuestión de los derechos de autor, supuesto detonante de la redada sufrida por Megaupload y la persecución legal al estrambótico Dotcom. Al parecer, el tratamiento de estos derechos será el mismo que en el anterior servicio: si propietarios de derechos de autor ven cómo éstos son violados por usuarios que publican sus contenidos y/o claves, podrán denunciarlo para que sean borrados. Mega pondrá facilidades para ello, a cambio de una condición incontestable: No se podrá denunciar a Mega por la acción de uno o varios de sus usuarios, una forma de prevenir la segunda parte del acoso.
Se espera la salida de Mega para finales de este año, y ya con una fuerte polémica de inicio entre detractores y partidarios, reflejados en las voces críticas que ven a Mega como una mera segunda parte de Megaupload, sobre todo de cara al pirateo de archivos, y los defensores de la libertad en internet que abogan por un servicio así, donde el usuario es quien toma el control de sus archivos y decide qué hacer con ellos y si protegerlo o no. Entre estos últimos se encuentra Julie Samuels, abogado de la Electronic Freedom Foundation (Fundación por la Libertad Electrónica), quien valora este nuevo servicio como una vuelta de tuerca al juego del ratón y el gato, donde las leyes y los servicios van mutando para adaptarse a los nuevos escenarios.