¿Te imaginas un dinosaurio del tamaño de un gato, algo pequeño, con un pico corto y un par de colmillos? ¿Una extraña mezcla entre pájaro, vampiro y erizo? Si no eres capaz no te preocupes porque hace unos 100 o 200 millones de años existió un dinosaurio de estas características, un hervíboro bautizado por su descubridor como Pegomastax africanus o Mandíbula gruesa de África. El único espécimen conocido se encontró durante la década de 1960 en Sudamérica pero luego su rastro se perdió en la extensa colección de fósiles de la Universidad de Harvard, hasta que, años más tarde, el profesor y paleontólogo Paul Sereno, de la Universidad de Chicago, lo redescubrió.

En un estudio publicado en la web Zookeys, Sereno explica que se encontró con el Pegomastax africanus en 1983 mientras realizaba un estudio sobre los heterodontosaurios:

Me di cuenta de que era una nueva especie desde que puse los ojos en él.

Un descubrimiento totalmente fortuito, aunque yo no dejo de pensar en ¿cómo es posible que que nadie reparase en el extraño espécimen?. Por circunstancias diversas Sereno aparcó su investigación durante un tiempo en favor de otros proyectos. Recientemente, y tras una serie de análisis, se ha confirmado que los huesos pertenecen a una especie, hasta ahora, desconocida.

Este pequeño hervíboro, de la familia de los heterodontosaurios, poseía unos afilados colmillos, algo extraño para un ser que se alimentaba de plantas; no obstante, Sereno cree que esos colmillos podían ser usados para la defensa o para combatir en la época de apareamiento. Es posible que el cuerpo del Pegomastax estuviese cubierto de púas, Sereno bromea sobre la idea de que el pequeño herbívoro sería una buena mascota si se le pudiera entrenar para no morder.

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Me pregunto si la historia del Pegomastax no será única. ¿Existirán más fósiles de dinosaurios olvidados en grandes colecciones?