La firma Musicmetric ha publicado el Índice de Música Digital, un reporte que busca comprender mejor los hábitos de descarga en los usuarios de la web. Para este análisis, hicieron un monitoreo para identificar cuáles son los países con más descargas "ilegales" -es decir, intercambio de archivos, no compras en línea-. Para esto, supervisaron la actividad en BitTorrent y encontraron un par de hallazgos interesantes.
Sobre el listado de países, Estados Unidos va a la cabeza con 96.7 millones de descargas. Le sigue el Reino Unido (43.4), Italia (33.2), Canadá (24) y Brasil (19.7). Cierran el top 10 Australia, España, India y Filipinas. En el caso del Reino Unido, el estudio fue más extensivo, mostrando que Manchester es la ciudad con más descargas dentro de este país, seguida por Nottingham y Southampon.
Más allá de las estadísticas, las cifras de Reino Unido nos dan otra perspectiva. Su artista más descargado es Ed Sheeran, un músico y compositor de 21 años, cuyas descargas rondan los ocho millones de álbumes. En contraste, Sheeran ha vendido 1.2 millones de discos. Cualquier otro intérprete consideraría que las descargas están quitándole ganancias, pero el inglés es mucho más inteligente. De hecho, está contento de que su música se comparta tanto.
¿Por qué? Simple; Sheeran entiende tres aspectos importantes:
Una descarga no necesariamente implica una venta perdida. Como señaló en algún momento un estudio de la London School of Economics, normalmente no hay intención de compra en la música que se baja de Internet. Que ocho millones de personas descarguen su material no quiere decir que ocho millones dejaron de conocer su música.
Las descargas son la mejor publicidad. Si partimos de que un alto porcentaje de la gente que descargó la música Sheeran no lo conocía o no tenía intención de comprar sus discos, el artista sale ganando. No se necesitan grandes campañas de promoción: simplemente dejar que la gente comparta lo que le gusta sin necesidad de restricciones.
Sheeran entienden que se puede lucrar con las descargas en otro modelo de negocio. Para el artista, las personas que bajan su música son potenciales asistentes de sus conciertos y presentaciones. El músico señala que mientras su álbum cuesta ocho libras, los boletos cuestan 18. El mismo modelo equilibra las cosas para el cantante.
Ojalá existieran más artistas que pensaran como Sheeran; que comprendieran que las descargas no deben ser satanizadas. Por el contrario, el artista inglés ha sabido darle la vuelta al modelo para que le sea provechoso, entendiendo que su trabajo le da derecho a vivir de su talento -no necesariamente a hacerse millonario de la noche a la mañana-. Si tan sólo la industria lo viera con los mismos ojos...