Tras 30 años de epidemia en donde la medicina ha tratado de encontrar una vía que elimine por completo el VIH del cuerpo de los enfermos, tan sólo se tenía un caso, el llamado "paciente de Berlín", como única persona en el mundo que se había curado por completo. Desde hace unas horas hay que sumar dos nuevos casos, dos hombres con el VIH y cáncer a los que aparentemente se les ha borrado por completo el virus. ¿Existe al fin una cura?

Como afirman los propios investigadores, existe, aunque por ahora únicamente en estos tres casos en 30 años. Cautela porque estos dos nuevos hallazgos recibieron un transplante de médula ósea hace más de dos años y el VIH no puede ser detectado en ninguna parte de sus cuerpos.

Los casos han sido presentados en la 19ª Conferencia Anual Internacional sobre SIDA en Washington. Una noticia que ofrece indudablemente razones para pensar que la ciencia puede encontrar esperanzas en lo ocurrido.

Ambos casos remitieron en la conferencia al único caso hasta ahora reconocido de cura completa. El llamado "paciente de Berlín", Timothy Brown, fue tratado por leucemia con un transplante de médula ósea que le pasó a provenir un donante con una mutación genética que hace a las células inmunes resistentes a la infección por el VIH. El transplante reemplazó sus propias células infectadas por unas saludables, células resistentes al VIH. Hoy, cinco años después, el VIH ha desaparecido de su cuerpo.

Según Daniel Kuritzkes, doctor en Boston que trató a Brown:

Todo el mundo sabe acerca del caso de este paciente. Lo que hicimos fue ver si un tratamiento más sencillo podría aplicarse con resultados positivos. Los pacientes de SIDA son susceptibles a tipos de cáncer pero por lo general dejan de tomar los medicamentos contra el VIH antes de recibir tratamiento contra el cáncer. Esto permite al virus volver e infectar las células de los donantes.

Actualmente existen en el mundo alrededor de 34 millones de personas infectadas con el VIH, el virus que causa el SIDA y por la que han muerto 25 millones de personas. No existe vacuna pero la medicina ha logrado un conjunto de fármacos, un cóctel de potentes medicamentos antivirales (ART) que mantienen el virus suprimido y a los pacientes "sanos" aunque nunca acaban de curarse porque el virus se mantiene en el cuerpo, se esconde y vuelve a aparecer si se suspende la medicación. Los casos de Brown y estos dos nuevos anunciados ofrecerían una esperanza real de encontrar una manera de matar el virus para siempre.

Buscando casos similares al "paciente de Berlín"

Una vez que se conoció el caso de Brown, los investigadores se pusieron en marcha un año después en la búsqueda de pacientes con VIH con leucemia o linfoma que hubieran recibido trasplantes de médula ósea con células madre. La razón es que la médula ósea es la fuente del cuerpo de las células del sistema inmunológico que el VIH infecta, es el lugar más probable para buscar depósitos de VIH en el cuerpo.

Finalmente encontraron estos casos, dos hombres que habían sufrido múltiples rondas de tratamiento con células madre y donde ambos habían mantenido sus medicamentos contra el VIH tras el transplante.

Cuenta Kuritzkes, quién también ha estado detrás de la investigación, que:

Nos encontramos con la clave. Inmediatamente antes del transplante y después del mismo, el ADN del VIH se encontraba en las células. Como las células de los pacientes fueron reemplazadas por las células del donante, el ADN del VIH desapareció.

Las células del donante habían matado y reemplazado a las células infectadas. Además, los medicamentos contra el virus que tomaban protegieron las células del donante mientras se realizaba la operación.

Hoy, uno de los pacientes se encuentra libre del VIH dos años más tarde, el otro lleva tres años y medio aparentemente libre del virus. Los médicos afirman que no han sido capaces de encontrar algún rastro del VIH en sus cuerpos.

Los hombres, uno de Boston y otro de Nueva York, no han sido identificados por razones de privacidad. Uno de ellos, de 50 años, había sido infectado al comienzo de la epidemia del SIDA en los 80. El otro, de unos 20, se infectó al nacer.

Aún así nadie se atreve a asegurar que estos casos puedan llevar a una solución en el resto de infectados en el mundo. La razón es que los resultados no pueden ser aplicados a todos los pacientes, principalmente porque los dos casos presentaban una mutación genética que no tiene todo el mundo. Según Kuritzkes:

Nosotros realmente nunca vamos a ser capaces de hacer trasplantes de médula ósea a los millones de pacientes que están infectados. Pero si podemos estimular el virus y eliminar esas células, podemos proteger las células restantes de las que están siendo infectadas.

Si ayer hablábamos del fármaco Vorinostat como posible detector del virus en su estado latente, el anuncio de hace unas horas da nuevos motivos a la esperanza de encontrar un día un "antídoto" que elimine completamente el virus en aquellas personas infectadas.