La inclusión de OpenStreetMap en aplicaciones y servicios tan relevantes como Foursquare, iPhoto para iOS o la versión móvil de Wikipedia ha puesto en el ojo de la noticia a este proyecto que nació en el año 2004 con el objetivo de crear y proporcionar a los usuarios datos geográficos libres (callejeros, mapas de carreteras, etc) de todo el mundo y de forma gratuita. OpenStreetMap es un proyecto vivo y en constante crecimiento gracias a dos motores que hacen que cada día se generen 14 MB (en formato comprimido) de nuevos datos geográficos: el Crowdsourcing y el Open Data.
Por entrar en contexto, el Crowdsourcing es un tipo de actividad participativa en el que una entidad sin ánimo de lucro se propone la realización de un proyecto y abre una convocatoria a la participación de todo aquel que quiera aportar su grano de arena (esfuerzo, conocimiento, etc) a la consecución del objetivo mediante la colaboración con otros individuos; es decir, la participación voluntaria en un proyecto en el que participamos en pequeñas tareas que, sumadas, hacen posible la realización del mismo.
OpenStreetMap es un proyecto, gestionado por una fundación del mismo nombre, que ha construido (y mantiene) un sistema de información geográfica libre que se distribuye bajo licencia Creative Commons y que está abierto a la aportación de nuevos datos y subsanaciones de errores por parte de los usuarios. Dicho de otra forma, una de las fuentes de datos que suministra información georreferenciada al proyecto son los propios usuarios el mismo puesto que aportan información que han recopilado por sus propios medios para mejorar los existentes o para aportar datos totalmente nuevos.
Gracias a este motor humano que apuesta por la colaboración, la iniciativa recibe datos geogáficos capturados por usuarios que aprovechan sus paseos a pie o en bicicleta, o sus viajes en coche, para colaborar con el proyecto registrando datos de sus rutas con un GPS y algo tan simple como un bloc de notas, una cámara de fotos o parar a un peatón para preguntar por el nombre de una calle, la ubicación de un edificio singular o los sentidos de circulación de la misma. Si multiplicamos la información que puede captar una persona en un paseo de 30 minutos, por ejemplo, por el número de usuarios que participa en el proyecto, la tasa de crecimiento del proyecto es tal que supera los 200 GB de información georreferenciada.
Alguien podría pensar que este tipo de información ya está siendo procesada por empresas como Google (para Google Maps) o TomTom (para sus productos de navegación GPS), sin embargo, estos datos de pago no son libres y, además, suele pasar algún tiempo desde que se captan hasta que se publican y, en algunos servicios, se siguen mostrando datos espaciales anticuados sin posibilidad de corrección.
Si los usuarios son una pieza importante en el engranaje de OpenStreetMap y gracias a su esfuerzo y dedicación hacen posible esta base de datos libre de información geográfica, el Open Data es otro pilar fundamental que podría catapultar este proyecto. El Open Data es una filosofía que encaja perfectamente con OpenStreetMap porque este proyecto considera los datos espaciales como un servicio de carácter público y, por tanto, de acceso gratuito.
Dentro de su actividad, las Administraciones Públicas generan gran cantidad de datos (que se han recopilado usando fondos públicos) que podrían revertir en los ciudadanos, compartiéndose y reutilizándose en otras aplicaciones. Lógicamente, los datos cartográficos (callejeros, datos espaciales, etc) forman parte de las bibliotecas de datos que se están empezando a compartir y que también se aprovechan en OpenStreetMap para hacer crecer el proyecto.
La información relativa a Estados Unidos, por ejemplo, procede de datos de carácter público procedentes del Gobierno Federal (las imágenes por satélite proceden del Landsat 7 o los datos TIGER que proceden de la oficina del censo) y, en el caso de España, muchos de los datos proceden del Instituto Geográfico Nacional que aunque tiene datos de pago, ha publicado de manera gratuita una buena colección de datos geográficos cuya licencia es compatible con el proyecto OpenStreetMap.
Si al Open Data de las Administraciones Públicas le sumamos las aportaciones de empresas privadas (por ejemplo Automotive Navigation Data aportó datos de carreteras de Holanda e India y Bing aportó las imágenes aéreas de sus mapas), el flujo de datos que nutre el proyecto es un caudal vivo que permite un crecimiento constante del proyecto gracias al aporte particulares, administraciones públicas de manera indirecta y empresas.
Quizás alguien pueda pensar que OpenStreetMap es un "David" que no tiene opciones de competir frente a gigantes como Google Maps, sin embargo, pequeñas aportaciones de muchas personas, entidades y empresas y la reutilización de datos del sector público, al final, dan como resultado un sistema de información que está haciendo que grandes players de la red se planteen cambiar desde Google Maps a este proyecto y, en el caso de Foursquare, apoyarlo de manera activa.