En mayo del año 2009 la NASA lanzó el telescopio espacial Kepler con la misión de detectar planetas fuera de nuestro Sistema Solar que tuviesen un tamaño y condiciones similares a las de la Tierra. En diciembre, la NASA presentó un avance de los hallazgos realizados en este programa y nos presentó el planeta Kepler 22-B y, un par de meses más tarde, la NASA ha anunciado que, tras procesar el último lote de datos recibidos desde el telescopio espacial Kepler, han encontrado 1.091 posibles nuevos exoplanetas que hacen elevar el número de planetas a estudiar a 2.321.

La cifra proviene del procesamiento de los datos recopilados desde mayo de 2009 a septiembre de 2010 donde se recopilaron cerca de 5.000 posibles tránsitos planetarios que fueron examinados para descartar fenómenos de efectos similares pero que nada tienen que ver con la presencia de un planeta. Con 2.321 candidatos, la distribución de los planetas muestra una mayor número con tamaños cercanos a la Tierra que planetas con tamaño cercano a Júpiter pero, en esta último lote, la tendencia se hace contraria y se han localizado más de 200 candidatos de tamaño similar a la Tierra y unos 900 de planetas algo más pequeños que una "súper-Tierra", es decir, un planeta con diámetro doble al de la Tierra (12.756 kilómetros) pero, en términos generales, los exoplanetas detectados son de tamaño mayor al de nuestro planeta.

Sin embargo, de todos estos planetas detectados, solamente 46 se encuentran en la denominada zona habitable, es decir, zonas en las que podría existir agua en estado líquido y, de estos 46 planetas, solamente 10 son de tamaño similar al de nuestro planeta. Estos datos han servido, además, para contrastar el buen funcionamiento del software de procesamiento de datos del telescopio espacial Kepler puesto que ha sido capaz de detectar planetas de tamaño pequeño.

De más de 2.000 planetas detectados que, solamente, 46 planetas estén en "zonas habitables" es un ratio algo pequeño que preocupa a los responsables de la investigación puesto que ésta está a punto de finalizar tras tres años de trabajo y es por ello por lo que han solicitado una ampliación de fondos al Congreso de Estados Unidos. El programa, por ahora, tiene asignados 13,6 millones de dólares, una cantidad que proviene de un drástico recorte de 6 millones de dólares que realizó el gobierno federal y que, para el año 2014, no tiene asignada ninguna fuente presupuestaria para dar continuidad a la exploración de exoplanetas.

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