El pasado miércoles la cadena FOX emitió el piloto de Touch, serie creada por Tim Kring y protagonizada por Kiefer Sutherland. El estreno oficial de la serie será el próximo 19 de marzo pero la cadena quiso aprovechar el tirón de American Idol para presentar su nueva serie, la jugada les ha salido redonda: 12 millones de telespectadores con una tasa del 3.9% en la franja de los 18-49 años, estas cifras convierten a Touch en el segundo mejor estreno dramático de la temporada. Si tenemos en cuenta que American Idol concregó a 19.5 millones de personas y que Sutherland tiene mucho tirón gracias a 24 y Jack Bauer, no es de extrañar que la audiencia fuese tan alta.

Lo nuevo de Tim Kring

Touch ha sido creada por Tim Kring, responsable de Heroes y Crossing Jordan. Ojalá a esta nueva serie no le suceda como a Heroes, un producto que tuvo un inicio realmente memorable, con una primera temporada muy potente pero que perdió el norte en el último episodio de esa primera temporada para no recuperarlo jamás.

La serie se centra en Martin Bohm (Kiefer Sutherland un periodista que perdió a su mujer en los atentados del 11-S, desde entonces se ha ocupado de su hijo Jake (David Mazouz). El niño tiene once años, es autista, nunca ha pronunciado una palabra y no permite que nadie le toque, ni siquiera su padre. Jake es muy especial, más de lo que su padre cree, pues es capaz de ver las conexiones existentes entre los seres humanos y de predecir, con exactitud matemática, el futuro. El pequeño Jake lo explica así al principio del episodio:

El ratio es siempre el mismo 1 a 1.618 una y otra y otra vez. Los patrones están escondidos a plena luz. Solo hay que saber dónde mirar. Cosas que la mayoría de las personas ven como caos en realidad siguen sutiles leyes de comportamiento. Galaxias, plantas, conchas marinas. Los patrones nunca mienten pero solo algunos de nosotros podemos ver cómo encajan las piezas. En este pequeño planeta vivimos 7.080.360.000 personas. Esta es la historia de algunas de esas personas. Hay un antiguo mito chino sobre el Hilo Rojo del Destino. Dice que los dioses han atado un hilo rojo alrededor de uno de nuestros tobillos y lo han unido a las personas cuyas vidas estamos destinadas a tocar. Este hilo puede estirarse o enmarañarse, pero nunca se romperá. Todo está predeterminado por las probabilidades matemáticas, y es mi tarea hacer el seguimiento de esos números, para hacer las conexiones para aquellos que necesitan encontrarse, aquellos cuyas vidas necesitan tocarse. Nací hace 4.161 días, el 26 de octubre de 2000. Llevo vivo 11 años, 4 meses, 21 días y 14 horas. Y en todo ese tiempo nunca he dicho ni una sola palabra.

En Touch cobran mucha importancia las relaciones que se establecen entre personas que no se conocen entre si pero cuyas vidas se cruzan en algún que otro momento. También es importante ver como evolucionará la relación de Martin y Jake y saber como controlar la habilidad del pequeño para ayudar a todos aquellos que lo necesiten. La serie se basa en la teoría de los seis grados de separación, una teoría que ya hemos visto anteriormente en Lost o Six Degrees. Se aboga por una visión positiva de la interconectividad en la que vivimos inmersos, ese teléfono móvil que pasa por diferentes manos en diferentes países es una puerta a la esperanza para los personajes ya que todos sus sueños y deseos se cumplen gracias a ese pequeño aparato tecnológico.

Personajes

Es curioso ver a Kiefer Sutherland dar vida a un padre superado, desesperado por conectar con su hijo, abrumado por la realidad que lo rodea. Sutherland, que estará para siempre unido al personaje de Jack Bauer, hace un excelente trabajo en este primer capítulo, convence como hombre corriente que trata de hacer lo mejor para su hijo. Tenía curiosidad por verle en un registro alejado del de superagente y he quedado más que satisfecha con su aportación. El joven David Mazouz resulta turbador, creíble y adorable como Jake, encerrado en si mismo, sus gestos y sus miradas perdidas y vacías parecen no decir nada pero ese mutismo absoluto encierra algo mucho más profundo, hay una chispa en el fondo de sus ojos y es posible que a lo largo de la serie veamos cierta evolución en el niño, incluso puede que llegue a hablar.

Danny Glover es Arthur DeWitt un viejo profesor que intenta explicar a Martin la insólita capacidad de Jake. Gugu Mbatha-Raw es Clea una asistente social que se preocupa por la situación de Jake y su padre, pues el pequeño se ha escapado varias veces para subir a una torre de comunicación.

¿Qué nos ha dejado el piloto?

El piloto apuesta por las historias personales como la del bombero incapaz de perdonarse a si mismo, el padre que necesita recuperar las fotografías de su hija de un móvil perdido, el joven que para ayudar a su familia se convierte en terrorista o la irlandesa que desea ser cantante. Ha sido un capítulo muy emocional y se ha centrado, principalmente, en la relación de Martin y su hijo. Con el tiempo espero que se amplien las implicaciones que las habilidades de Jake puedan tener y que, el aspecto sentimental no sea tan esencial apostando un poco más por la acción. Además Jake, como explica el personaje de Danny Glover, no es el único que puede ver las conexiones y seguir los patrones matemáticos; existen otras personas, por lo general niños que también pueden. ¿Los veremos más adelante?

La idea del hilo rojo del destino es preciosa pero hay que ver como la mantienen a lo largo de varios capítulos. Las historias cruzadas, deben estar sustentadas por buenos guiones que se ajusten a la realidad y que no resulten demasiado forzados, así que a ver como se las arreglan para mantener el nivel de este primer episodio sin que la emoción y el interés disminuyan. En el piloto es de rigor que las cosas acaben bien pero no deseo que todo sean finales felices ni reencuentros lacrimógenos. Espero que Martin y Jake no lo tengan fácil y que, en más de una ocasión, las predicciones se cumplan sin que ellos puedan evitarlo.

En definitiva, un piloto correcto, que se deja ver, que mantiene una línea narrativa y visual muy coherente y atractiva y que puede encerrar el germen de una serie de calidad, que además de entretener nos distraiga y nos haga pensar.