El retoque digital en el fotoperiodismo es casi un tabú y la historia reciente está plagada de ejemplos de fotógrafos que por pasarse en el uso de programas de edición sufrieron la separación y despido de su diario o compañía de imágenes, por faltar a la verdad. El caso más reciente que reseñamos fue el de Miguel Tovar, fotógrafo argentino freelance que aportaba a la agencia AP; tras editar con poco cuidado su imagen para remover su propia sombra fue despedido y removido todo su aporte del archivo de la agencia.

El manifiesto detrás de esto es la sencilla verdad. Lo que busca cualquiera agencia fotográfica o periodística es representar la verdad lo más fielmente posible y aunque se trate de fotografías de niños jugando al fútbol, cualquier tipo de manipulación más a allá de las propios lineamientos de la empresa son consideradas "ofensivas" y tienen el potencial de dañar la imagen del fotógrafo, la agencia y el diario que utilice la imagen. Aquellos fotógrafos de antaño pueden argumentar que el negativo era la prueba de la verdad, pero hoy en día la manipulación de fotografías esta al alcance de cualquier usuario y no lleva demasiado tiempo ni conocimiento hacer un retoque que deforme la realidad y la convierta en otra.

Pero dentro de esta manipulación permitida, ese margen permitido, esta el ajuste de contraste, la saturación de colores y el cambio de brillo en la imagen. Es una linea muy delgada, fácilmente de cruzar, pero permitida y impulsada por las propias agencias. Desarrollar un buen gusto y cuidado en esta edición lleva algo de tiempo y responsabilidad y por esto mismo son los propios fotógrafos quienes realizan estas tareas. ¿Pero que sucede cuando estas en el medio de una guerra, no tienes acceso a una computadora o tienes una exclusiva que tiene que salir en tapa inmediatamente? ¿Se puede confiar en un estudio ajeno para que haga este retoque permitido, poniendo en juego tu reputación y trabajo?

Este es el trabajo de 10b Photography, laboratorio que solo se encarga de realizar postprocesados dentro de los lineamientos generales de las agencias, sin ningún tipo de modificación masiva a la imagen; solo se busca una mejor impresión general de la imagen. Sus fundadores, Claudio Palmisano y Francesco Zizola, cuentan en el diario BJP Online que sus comienzos fueron bastante tranquilos, fundando este estudio fotográfico de retoque, pero pasaban más tiempo jugando on-line que otra cosa. Años después manejaban cuentas de la talla de The New York Times, Newsweek and Russian Reporter.

Su proceso de trabajo en el inicio suele llevar un largo tiempo, donde el fotógrafo en cuestión envía sus imágenes para probar sus servicios y luego de largas charlas e idas y vueltas de retoques, ambas partes llegan a un acuerdo común. Una vez que el fotógrafo esta conforme con el trabajo puede trabajar con 10b de manera manual, enviando sus archivos vía FTP y recibiendo los retoques para luego enviarlos al diario correspondiente o desarrollar una buena relación y confianza al punto de que el propio estudio actúa de intermediario y se encarga del envío a los medios correspondientes.

En cuanto a su política de manipulación, en 10b opinan de una manera bastante coherente para el trabajo que realizan:

Creemos que la "manipulación" es correcta solo cuando los pixeles son "movidos", o sea, cuando una mínima unidad de la imagen digital es reemplazada o clonada. En otros casos podemos hablar de la mistificación de la realidad, cuyos resultados no solo representan algo diferente de la imagen original sino que también han roto la regla principal de la ética en el fotoperiodismo.

A continuación encontraras una galería de 4 imágenes, con los retoques previos y posteriores que han liberado a través de BJP online. Las fotografías son propiedad de Yuri Kozyrev.