Los robots están cada vez más presentes en el sector sanitario: en el cuidado de enfermos, como asistentes de personas con discapacidad o en rehabilitación, en prótesis robóticas o en avanzados instrumentos de cirugía de alta precisión. En cualquiera de sus implementaciones, los sistemas robóticos ofrecen asistencia al personal sanitario y a los propios enfermos en tareas de precisión o que requieran mucha fuerza, haciendo que el servicio ofrecido al paciente sea mucho mejor. Sin embargo, un centro terapeútico de Finlandia ha adquirido un par de robots no por su fuerza o su precisión sino porque pueden ser utilizados para entretener a los enfermos de Alzheimer y también para que éstos hagan ejercicio y aprendan algunas rutinas.

El centro geriátrico Kustaankartano en Helsinki adquirió una pareja de robots al Instituto Coreano de Ciencia y Tecnología para que éstos fuesen instalados en el centro y actuasen de instructores de los enfermos de Alzheimer. ¿Instructores de los enfermos? La verdad es que esta utilización sorprende un poco, sobre todo porque los robots no tienen ni brazos ni piernas, pero la idea es que los enfermos de Alzheimer sigan el movimiento de este par de cabezas robóticas a ritmo de la música, concretamente, con el de la canción Bohemian Rhapsody de Queen. Con esta terapia, el personal sanitario de este geriátrico de Helsinki quiere que los enfermos, además de entretenerse, aprendan rutinas y ejercicios para realizar con el cuello y la cabeza, además de que sean capaces de seguir una canción.

La verdad es que uno ve estos robots y no les veo una extrema utilidad como para que sean utilizados con fines terapeúticos, los veo más como un entretenimiento que otra cosa. De hecho, como entrenador personal robótico ya existe Taizo, un robot que realiza ejercicios de gimnasia (orientada también a personas mayores) y que con su enlatada voz en japonés indica los ejercicios que deben hacerse además de reproducirlos él mismo:

Personalmente, creo que un robot como Taizo sería mucho más interesante y, sobre todo, más beneficioso si se aplicase en el sector sanitario. Un fisioterapeuta robótico capaz de funcionar durante dos horas tras una carga de batería y que es capaz de acuar de entrenador personal con ejercicios de poco impacto (muchos de ellos para realizar sobre una silla) entre una gama de 30 ejercicios distintos y capaz de reconocer la voz de sus alumnos.

El primero de los ejemplos, quizás, ande algo desenfocado en su aplicación pero el segundo caso podría ser un asistente muy interesante y es que está claro que, poco a poco, la introducción de robots en este tipo de entornos será cada vez más habitual.