Sudáfrica se suma al grupo de gobiernos que han pedido a Research In Motion (RIM) que les dé acceso a los mensajes de BlackBerry Messenger. La tendencia comenzó con Reino Unido, cuando el Primer Ministro David Cameron señaló como culpable de las revueltas de Londres al servicio de mensajería instantánea. A partir de ese momento, RIM ha estado en la mira de países como Arabia Saudí o India, quienes también han pedido que se les entreguen las comunicaciones de los usuarios. Por desgracia, la empresa canadiense parece doblar las manos ante dicha solicitud.

De acuerdo con el gobierno sudafricano, ellos aseguran que tienen evidencia de que los criminales están empleando BlackBerry Messenger para organizarse. Nuevamente, se incurre en dispararle al mensajero, en lugar de atender a las causas. Sin embargo, me parece más interesante la postura de TechCrunch, al afirmar que "el país probablemente necesita [la intervención]", ya que Sudáfrica presenta cerca de 46 asesinatos al día. Espero que haya sido un comentario emitido en tono irónico, porque no comprendo que alguien justifique coartar el derecho a la comunicación privada para imponer un panóptico policial.

Me parece que ningún caso amerita la intervención a las telecomunicaciones, sobre todo cuando se supone una presunción de culpabilidad. No es lo mismo si, en un caso con una investigación fundamentada, se emite una orden judicial para examinar dichos mensajes como prueba. Asumir que los criminales están utilizando BBM para coordinarse no debería justificar de ningún modo una acción de este tipo. Es como decir que porque los delincuentes hablan por teléfono es entendible el espionaje preventivo de las redes telefónicas.

Desafortunadamente, RIM está cooperando con los gobiernos para tomar estas medidas, poniendo de lado los intereses de sus clientes. Por ejemplo, le han dado las claves de cifrado de los mensajes a las autoridades de India, un país donde el monitoreo llega a grados similares al Gran Hermano. Tampoco ha opuesto demasiada resistencia al gobierno británico tras las revueltas de Londres, lo que nos hace pensar que no hay muchos argumentos para que no cedan a las pretensiones de los sudafricanos. Ojalá esta moda no se le pegue a otros gobiernos como el mexicano, sobre todo ahora que se ha puesto de moda penalizar la comunicación en línea.