En el marco de la tensa jornada a la que se enfrenta hoy la SGAE por el inicio de los comicios más crispados que se recuerdan dentro de la organización y podrían arrebatarle el control de la misma a Bautista, la Sociedad General de Autores y Editores acaba de sufrir un nuevo varapalo: la Fiscalía Anticorrupción ha presentando ante la Audiencia Nacional una denuncia contra la SGAE por el supuesto desvío de fondos administrados por SDAE --entidad de gestión dependiente de la SGAE-- hacia personas relacionadas con el organismo.
La investigación arrancó de la mano de la Fiscalía Anticorrupción tras recibir esta información de supuestas irregularidades en el seno de la SGAE y las primeras pesquisas, realizadas por agentes especializados de la Guardia Civil, revelaron indicios sólidos de una posible desviación de fondos por una cuantía muy importante decidiendo finalmente Anticorrupción judicializar las investigaciones hace unos meses ante la gravedad y magnitud del asunto.
Concretamente el informe de la Fiscalía Anticorrupción fue a parar a la mesa de el juez Pablo Ruz, titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, quien decidió iniciar diligencias tras analizar los datos de la denuncia. Y es que como decía todo apunta a que estamos ante un caso muy grave que podría llevar a los investigados --que de momento no se sabe quienes son ya que las diligencias son secretas-- incluso a entrar en la cárcel. En palabras del propio juez Ruz:
[..]las primeras investigaciones están aportando indicios sólidos de que se ha podido cometer un delito, cuyo monto económico es a día de hoy muy difícil de cuantificar pero que en cualquier caso es muy elevado.
Ahora solamente queda esperar a que la Guardia Civil y la Audiencia Nacional continúen con sus pesquisas para comprobar la magnitud exacta del fraude, y tendremos que esperar bastante ya que este tipo de caso son muy complicados. Termine en lo que termine el asunto, tanto la denuncia de Anticurropción como la pelea de gallos interna que la SGAE llama elecciones sirven para sustentar todavía más lo que muchos venimos diciendo desde siempre: que las entidades de gestión de derechos de autor son organizaciones semimafiosas que utilizan el pretexto de la protección de la cultura (generalidad absolutamente estúpida) para continuar con sus actividades que en nada benefician al ecosistema cultural.
Imagen: Manu Contreras