Hace tres meses, Hillary Clinton, la Secretaria de Estado, impartió una conferencia en la George Washington University sobre la visión que tenían los Estados Unidos sobre la red, las libertades, la censura y la ciberseguridad. Precisamente el tema de la ciberseguridad es algo que se ha tratado, a muy alto nivel, en algunos encuentros internacionales, como la conferencia de seguridad de Munich, siendo éste un tema que preocupa mucho a los gobiernos. Con tal fin, los Estados Unidos han hecho pública esta semana su propia estrategia sobre el ciberespacio y la seguridad, poniendo en relieve la vital importancia que tiene la protección ante los ataques y, para infundir un poco de miedo, los riesgos a los que se enfrentan aquellos que quieran atacar intereses estadounidenses en la red.
La International Strategy for Cyberspace, que es como se llama el documento, tiene un marcado acento militar, considerando la red, bueno, más bien los intereses estadounidenses, como una parte más del territorio, entendiéndose que una ciberataque podría ser entendida como una agresión contra Estados Unidos o alguno de sus aliados.
Los Estados Unidos tienen el derecho inherente a su legítima defensa que podría ser activada por ciertos actos de agresión en el ciberespacio. [...] Ciertos actos hostiles llevados a cabo a través del ciberespacio podrían obligar a acometer acciones en el marco de los compromisos que mantenemos con nuestros socios de los distintos tratados de cooperación militar. En casos justificados, los Estados Unidos podrán responder a actos hostiles en el ciberespacio de la misma forma en la que lo haríamos con cualquier otra amenaza a nuestro país
Visto así, la verdad, es que asusta un poco aunque, dicho sea de paso, está en sintonía con la tónica habitual de este país. Afortunadamente, la fuerza tan sólo sería utilizada en casos justificados, aunque este tipo de justificaciones a veces suelen ser muy difusas. De todas formas, la fuerza será un último recurso, siempre que no hayan funcionado los cauces diplomáticos o las sanciones económicas, que serían las primeras medidas a aplicar en caso de ataques contra los sistemas de información del gobierno estadounidense.
La estrategia no sólo se centra en los ataques sino que apunta a la disuasión como la mejor arma de prevención de los ataques, además de una mejor coordinación a nivel global, dado que sus sistemas se encuentran distribuidos a lo largo y ancho del globo. ¿Y cómo entienden la disuasión? Pues de una manera muy simple:
Los Estados Unidos se asegurarán de que los riesgos y consecuencias derivadas del ataque o la explotación de nuestras redes son muchísimo mayores que los potenciales beneficios
En fin, parece que Estados Unidos se acaba de coronar, también, como la defensora de la red.