De un tiempo a esta parte hemos ido viendo como entre los diversos fabricantes de componentes y productos tecnológicos se ha popularizado el énfasis en el impacto medioambiental que tienen sus productos. No es que no sea importante, todo lo contrario, pero como han revelado algunos estudios puede que esos esfuerzos por proteger el medio ambiente haya que ponerlos en otra parte. Y es que al final toda la propaganda tecno-ecologista acaba convirtiéndose en una herramienta de márketing más para vender mejor el producto y como si fuese una característica más dentro del mismo.

Según revela un estudio realizado por la Arizona State University y el Rochester Institute of Technology se consume más energía en las fabricas manufactoradoras fabricando un ordenador que lo que luego consumirá este a lo largo de toda su vida útil un dato realmente escalofriante si tenemos en cuenta como decía la etiqueta de 'verde' y 'ecológico' que muchas veces las empresas cuidan de poner a sus productos. El estudio es bastante largo, muy completo y realiza un análisis extremadamente detallado, pero básicamente puede resumirse en esa sencilla premisa, a lo mejor el esfuerzo no hay que ponerlo en el 'después' de la fabricación de los ordenadores sino en el 'antes'.

Por cada ordenador fabricado se emplea, aproximadamente y por término medio, un 70% de la energía de la que ese producto consumirá de nuevo de manera aproximada y teniendo en cuenta un uso estándar (no es lo mismo un ordenador de unas oficinas que uno que se usa para navegar ocasionalmente por internet) durante su vida útil. Se calcula que por cada ordenador se emiten de 227 a 270 toneladas de dióxido de carbono, la razón de que este número varíe tanto se debe a la enorme diversidad de materiales utilizados para la fabricación de ordenadores.

Por lo tanto, la reciclabilidad o no de los materiales con los que se construye, otro de los puntos en los que los fabricantes también suelen hacer mucho énfasis, sin dejar de tener su importancia también se ve disminuida frente al importante consumo generado durante la fabricación. Así que si a todo esto le sumamos los gastos en transporte, envoltorio e incluso en publicidad y marketing como mencionaba antes encontramos que por cada ordenador se gasta toda esa cantidad enorme de energía equivalente a la que luego usará este cuando se le de uso. Un dato que debe hacer que nos paremos a pensar y mirar todos esos productos que se autoproclaman como verdes y protectores de la naturaleza con un poco más de suspicacia.