El otro día, el domingo, en la cadena La 2 de RTVE se emitió un documental bastante interesante sobre la obsolencia planificada, un término que no conocía, seguramente muchos de vosotros tampoco, pero que todo el mundo la ha sufrido más de una vez en su vida. Es un término usado cuando un producto se diseña específicamente para que tenga una fecha de caducidad.
El producto más simple al que se le suele asociar este término es la bombilla, increíble y a su vez -ahora es- un simple producto que revolucionó el mundo. Pasó a ser un gran descubrimiento de nuestra tecnología para convertirse en un producto que se diseña específicamente para romperse y volverse a consumir (y volver a empezar). A todos nos ha pasado, quien no se ha comprado una impresora nueva porque una pieza se ha roto y la reparación es muy costosa, por lo menos más que una nueva impresora. ¿Quién ha tenido algún producto con algo roto y se ha comprado uno nuevo solo por un defecto? ¿Quién no ha visto un nuevo producto que bien pensado no se necesita, pero aun así se lo ha comprado?
Por desgracia, esto es lo que mueve muchos mercados. Incluso nosotros nos movemos gracias a nuestro propio deseo a saber más y conocer nuevos productos tecnológicos.
Todos somos culpables
No puedo negar que cuando he visto este documenta me he visto, en cierta parte indignado, pero a la vez soy una persona responsable y culpable por consumir y dar a conocer productos que son exactamente así, diseñados para que duren un corto plazo de tiempo y tengas que volver a comprar otro. El mundo de la tecnología tiene ese extraño sentimiento de ser algo increíble porque nos permite evolucionar, pero cuando la tecnología se aplica al consumidor pasa a ser algo que no voy a negarlo, me repugna.
El mercadeo de los gadgets es así, un teléfono ahora se diseña para que dure exactamente un año, algunos se diseñan para que duren un poco más, otros incluso para que duren meses o días (como los móviles desechables). La evolución de la tecnología va de la mano del consumismo. Sin consumismo no existiría la misma evolución de la misma, es imposible decir que no existiría tecnología, porque eso es como quien dice que sin copyright se mata a la cultura. No, no se mata.
Pero es imposible que la velocidad sea la misma. ¿Te imaginas un ordenador que sea tan bueno pasado 4 años como el primer día que te lo compraste? ¿Verdad que es difícil imaginárselo?
¿Puedo estirar la vida de este gadget?
Nos hemos olvidado por completo del concepto de reusar o simplemente de estirar la vida útil de un producto. Te compraste a mediados de 2010 un teléfono nuevo, ¿necesitas en 2011 otro nuevo? La respuesta lógica y sana es no, en la gran mayoría de las ocasiones la respuesta es un simple no.
Pero se nos olvida y somos culpables todos, por consumir de forma compulsiva y por no pedir a los fabricantes que sus productos duren más. ¿Te imaginas que de un día para otro todo el mundo se quede con su móvil durante un año más? ¡¿Te imaginas?!
El documental "Comprar, tirar, comprar" está disponible en su versión original en Català o en castellano en la web de RTVE, dura 52:18" y es algo digno de ver hoy.
Este vídeo solo estará disponible por dos semanas, para verlo después tendrás que hacerlo en la versión en català en Vimeo.
Foto (CC) Michael Holden