Si os digo que la vertiente comercial de la tecnología funciona buena parte de las veces a merced de las modas, probablemente no os esté descubriendo nada nuevo. Pero hay casos en los que esta variabilidad de las tendencias es sangrante. Fijaos, por ejemplo, en los ultraportátiles, y en cómo desde hace año y medio hasta ahora han pasado de ser el oscuro objeto de deseo de muchos al patito feo de los dispositivos portátiles.

El descenso de popularidad de los netbook se ha notado sobre todo en la disminución evidente del número de modelos que los fabricantes ponen a la venta. Hace un año los catálogos de cualquier comercio estaban plagados de portátiles de 11 pulgadas o menos, y ahora sólo se suelen mostrar los modelos más económicos. La invasión de modelos que se ha sufrido en este último año ha conseguido saturar el mercado de forma irremediable.

Como causa posible de lo anterior podríamos señalar que parece haberse alcanzado una especie de techo tecnológico, a partir del cual sólo los más fuertes o las marcas con más recursos sobreviven. Aunque esto hay que agradecérselo a los departamentos de márketing, los cuales nos han vendido los netbook como computadoras con las que navegar por Internet, consultar nuestras redes sociales, ver algún que otro vídeo en YouTube, y pasar nuestras fotos al disco duro para retocarlas más tarde en un PC lo suficientemente potente.

Sí, se ha llegado al doble núcleo, a los chips gráficos capaces de mover vídeos de alta definición, y a modelos con suficiente memoria RAM como para rivalizar con una computadora de escritorio clásica. Pero a cambio han aumentado los costes y, por tanto los precios, y a raíz de ello se ha perdido ese espíritu de "tener Internet en cualquier parte" del que os hablaba.

Buena parte de la culpa del descenso de popularidad de los netbook la tiene la ausencia de sistemas operativos adaptados para estos dispositivos. Los primeros modelos de ultraportátiles se vendían con Windows XP, y no ha habido nada adaptado a ellos salvo algunos derivados de Linux como Ubuntu Netbook Remix o Jolicloud. Windows 7 funcionaba sorprendentemente bien en un netbook (yo lo tenía en uno de los primeros Acer Aspire One que salió), pero tampoco era un sistema adecuado para este tipo de dispositivos y, aparte de los problemas de ventanas excesivamente grandes, devoraba la batería que daba gusto. Ahora llegará Google Chrome OS, pero aún no tiene fecha de salida definitiva, y quizás cuando salga ya sea demasiado tarde.

Demasiado tarde porque el mercado que tenían los netbook se está viendo reducido a pasos agigantados en favor de las tabletas, que se adaptan mejor a la filosofía de poder navegar por Internet en cualquier lado, sin tener que renunciar a la funcionalidad de un PC tradicional, y lo hacen de forma más agradable al usuario. Al introducir el factor táctil consiguen del usuario una inmersion difícilmente alcanzable en un netbook (salvo que éste tenga también pantalla táctil, lo cual encarece notablemente el producto). Esto, de cara al consumidor, es mucho más llamativo que un ordenador portátil de tamaño reducido.

¿Son las tabletas una nueva moda? Quizás, el ritmo de crecimiento de la oferta de tabletas disponible en el mercado crece a igual ritmo que en su día lo hizo de los netbook, y arrastra los mismos lastres. Salvo los más destacados (todos sabemos cuáles son), el resto no son más que clones en los que únicamente cambia el diseño y algún que otro detalle técnico menor.

Afortunadamente, parece que la situación puede cambiar pronto con la introducción de plataformas como Nvidia Tegra 2, o la carrera de los fabricantes de procesadores por buscar la CPU más rápida y que menos energía consuma. 2011 va a ser un año muy movido en lo que a novedades técnicas en tabletas se refiere, y probablemente tengamos las primeras muestras en el CES de Las Vegas que se celebra el mes que viene.

Mientras, observaremos cómo languidece la edad dorada de los ultraportátiles, al mismo tiempo que nos preguntamos si no se habrá equivocado Google con Chrome OS, o si el mercado de tablets sufrirá a la larga el mismo olvido tecnológico al que parecen abocados los netbooks.

Foto (CC): pcgn7