¿Qué sería un geek sin la posibilidad de adquirir sus más oscuros objetos de deseo a través del comercio electrónico? Hay quien reformularía (no con buena intención) que teniendo que abandonar su partida de World of Warcraft para entrar en una tienda física. Bromas prejuiciosas aparte, la respuesta es: un amante de la electrónica de consumo frustrado, limitado a las distribuciones locales y mucho más pobre dado lo barato que por norma resulta adquirir productos en el extranjero.

Las compras online han experimentado un incremento sencillamente espectacular desde que se tiene constancia y el pasado 29 de noviembre, Cyber Monday (lunes posterior a Acción de Gracias en Estados Unidos) alcanzaron su pico máximo de ingresos. Record de ventas rotundo que hizo ganar a las tiendas por Internet la friolera de 1.000 millones de dólares.

Según las estadísticas compiladas por comScore, las copiosas ganancias son un 16% superiores a las del año pasado, no por nada hablamos del día en que mayor gasto online se ha registrado en la historia de EEUU, que dicho así suena más espectacular si cabe.

Durante el pasado Black Friday los compradores por Internet estadounidenses dijeron adiós a más de $648 millones, un 9% más respecto a 2009. Como hemos visto, poco tiempo ostentó dicho viernes el título de día más provechoso en la trayectoria del comercio electrónico.

Impresionantes también las cifras del mes de noviembre, que superan los $13.500 millones (un incremento del 13% a un año vista). ¿A qué se deben semejantes resultados? ¿no estamos inmersos acaso en una de las peores crisis económicas que se recuerdan? Tal vez vez (seguro) las jugosas ofertas que la mayoría de distribuidores han puesto a disposición de sus clientes online hayan tenido algo que ver. Descuentos que en muchos casos suponían un diferencial estratosférico respecto a establecimientos habituales.

El gasto medio por cada uno de los 9 millones de compradores en red que sacaron su tarjeta de crédito este lunes creció también un 12%, superando la barrera psicológica de los $60. El número de transacciones, por su parte, rebasaron los 17 millones (aumento anual del 6%).

Lo que más me ha sorprendido (por encima del consumismo compulsivo que nos corroe) es que la mayoría de compras se realizaron desde el puesto de trabajo (un 48.9%). Es más, el año pasado el porcentaje fue casi cuatro puntos superior. No sé que pensarán al respecto los mandatarios de dichas empresas, aunque tal vez ellos también estuviesen enfrascados en la labor...

En lo que respecta a los compradores internacionales conformamos un notorio 5.8% de las ventas, generalmente regalos adelantados de navidad. Si ninguno de estos números os ha impactado esperad a conocer la previsión para el periodo vacacional en su conjunto: 32.400 millones de dólares.

Si atendemos a nuestra divagación de ayer sobre las microtransacciones tal vez hayamos encontrado la gallina de los huevos de oro: ¿una tienda online de juegos freemium? Ah no, espera, que eso ya existe...

Vía: TechCrunch

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