Un día 25 de noviembre como hoy de hace 65 años ya (1945) salió a la venta un libro escrito por la sueca Astrid Anna Emilia Ericsson cuyo personaje principal era una niña realmente especial; tenía como mascotas un caballo a lunares llamado “Pequeño tío” y un mono tití de nombre “Señor Nilsson”, montones de monedas de oro y una fuerza realmente desproporcionada. Sí, efectivamente estoy hablando de la simpática y divertida pelirroja Pippi Långstrump.

A ese primer libro protagonizado por Pippi (conocida también como Pippi Calzaslargas en España y Pippi Mediaslargas en Hispanoamérica) le siguieron nada más y nada menos que otros doce, pero las aventuras de esta niña amante de los animales y enemiga de todo lo que oliera a autoridad no tardaron en saltar del papel a la pantalla, momento en el que se convirtió en todo un fenómeno de masas.

En 1949 llegó el primer film de Pippi --tras ese se rodaron otros ocho más, el último en 2001-- y después, en 1969, empezó el rodaje de la serie de televisión de coproducción sueco-alemana, capitaneada por el directo Olle Hellbom y basada en guiones de la propia Astrid, que la daría realmente a conocer en todo el globo (o si no eso por lo menos si en gran parte de él).

¿Qué de recuerdos de infancia verdad? En lo personal nunca leí nada de Pippi Långstrump, pero si que seguí la serie (aquí en España la debieron reponer entera como en dos ocasiones y no descarto que haya una tercera) la cual dejó marcado a fuego en mi conciencia el personaje, sus aventuras, y lo más importante, muchos de los valores que transmitía Pippi (por ejemplo el amor a los animales, conciencia social o la importancia de la amistad).

Así que por haber hecho pasar momentos muy divertidos y enseñar sin sufrimiento a niños de todo el mundo y de varias generaciones diferentes, es de justicia felicitar en su 65 cumpleaños a esta pelirroja de estrambóticas trenzas y calzas hasta las rodillas (de ahí sus apodos) llamada Pippi Långstrump. Incluso Google lo ha hecho con su doodle de hoy --el que acompaña a este post-- y esta casa no iba a ser menos: ¡Felicidades Pippi Calzaslargas!.