Recientemente hice una "pequeña" actualización a mi MacBook Pro que ha literalmente duplicado o triplicado la velocidad en que funciona. El "secreto" es quitar uno de los componentes más lentos que actualmente existen en casi cualquier computadora: el disco duro.
A medida que avanza el tiempo la industria se está deshaciendo de las "partes móviles" para el almacenamiento y transferencia de datos. Ha sucedido especialmente con los dispositivos portátiles, en un inicio practicamente todos los reproductores de MP3 usaban discos duros pequeños, pero ahora la gran mayoría usan memoria flash que es mucho más pequeña, mucho más rápida y que no sufren si hay golpes. Es como la memoria de la cámara digital.
El problema de la memoria flash es que aún es cara, por lo tanto para almacenamientos masivos se sigue usando discos duros tradicionales. Pero la desventaja de eso es que es mucho más lenta y aunque tengas un procesador i7 con ochoscientosmil Gigahertz, siempre tendrás una especie de "cuello de botella" al momento de acceder al disco duro para leer/escribir datos. Sí, hay discos duros que son mucho más veloces pero siguen padeciendo del mismo problema: tiene partes móviles por lo tanto tiene una serie de desventajas inherentes de sus características físicas.
¿Solución? reemplazar el disco duro tradicional por un disco de estado sólido, más conocidos como SSD. Todo esto tiene relación a un caso personal: Recientemente cambié de MacBook Pro, antes tenía el modelo de finales de 2008 (15 pulgadas) y adquirí el modelo más reciente que se supone es mucho más rápido, mejor velocidad de bus, con procesador i5, más Gigahertz, RAM y tarjeta de video más rápidos. ¿La diferencia de desempeño? Sí, se notaba, pero no era algo radiclamente distinto.
En paralelo, Sebastian Delmont estuvo insistiéndome por meses en las ventajas de no usar un disco duro tradicional, sino un SSD. Es lógico pensar que la mayor fuente de desempeño de una máquina viene del procesador y que el tipo de disco duro usado no hace mucha diferencia. Tremendo error. La primera vez que escuché del reemplazo para aumentar drásticamente el rendimiento de la máquina fue por parte de Matt Mullengweg (creador de WordPress que lo hizo en su portátil en 2007.
El siguiente indicio de la importancia de un SSD para impulsar el rendimiento de un equipo fue la decisión de Apple de incluír este tipo de discos en las nuevas MacBook Air y verme extremadamente sorprendido del rendimiento de una máquina tan pequeña. Lo rápido que arranca el sistema operativo, lo rápido que abren las aplicaciones y lo veloz que se siente en general su uso.
Al final, y por recomendación de Sebastian, me decidí por un kit de Other World Computing llamado Data Doubler que consiste en reemplazar el DVD drive (que literalmente no he usado en los últimos dos años) por un SSD. El proceso es relativamente sencillo, como se muestra en el video que acompaña el texto, y el costo total ronda los 300 dólares (220€). Sí, probablemente rompes la garantía, pero vale la pena, y en caso que le pase algo a tu portátil, siempre puedes volver a poner la unidad de DVD. La alternativa (para quienes no quieran verse involucrados en todo el proceso de reemplazo es simplemente cambiar el disco duro tradicional por el un SSD.
En mi caso opté por el Data Doubler porque sentía que la unidad DVD estaba desperdiciando espacio en mi portátil y le sacaré mucho más provecho a tener dos discos duros.
Los beneficios son inmediatos y extremadamente sorprendentes. El tiempo de arranque del sistema operativo es de, literalmente, seis segundos. Sí, desde que presiono el botón de encendido hasta que el escritorio está listo para ser usado. Las aplicaciones abren instantáneamente y los tiempos de lectura/escritura en general son muchísimo más rápidos. En un solo cambio mi MacBook Pro funciona tres o cuatro veces más rápido.
Desde el punto de vista técnico el uso de discos SSD tiene como ventaja:
- Al no haber platos que deben girar para llegar a la velocidad necesitada, el arranque es mucho más rápido, de hecho, instantáneo. Practicamente no hay latencia de lectura de archivos, resultando en inicio de aplicaciones a muchísima mayor velocidad. Por ejemplo, Photoshop CS5 arranca en unos cinco segundos en mi portátil. La búsqueda para lectura de archivos es de 0,1 milisegundos en comparación a los 5 o 10 milisegundos, debido a que los datos pueden ser leídos de cualquier posición en la memoria de forma inmediata, con los discos duros hay que esperar al movimiento de cabezas y rotación de platos. Consumen mucho menos energía al no haber partes móviles, resultando en mayor tiempo de batería. Son mucho más livianos que los discos duros tradicionales. No sufren de fragmentación. El rendimiento es constante y no varía al no haber rotación o movimiento de ningún tipo.
¿Las desventajas? tienen más relación con el precio que con cualquier otra cosa, los discos SSD siguen siendo caros. Un disco de 240GB supera los 500 dólares. Otro problema suele ser la difícil recuperabilidad de datos en caso de un fallo, aunque, al no haber partes móviles es muy poco probable que un disco SSD deje de funcionar.
¿Vale la pena la inversión? Por supuesto, yo siento que le quitaron el freno de mano a mi computadora. Para evitar altos gastos recomiendo tener dos discos duros, un SSD de menor capacidad donde solo esté el sistema operativo/aplicaciones y el disco tradicional donde guardes todos los archivos, fotos, música, videos y documentos.