Era 1996, el mundo bailaba a ritmo de La Macarena de Los del Río, se apasionaba en las grandes pantallas con la película Trainspoting y con el movie seller del momento, Mission: Impossible, y por mucho que la computación, el internet y las clases de informática con tareas presentadas en discos portátiles de 3 1/2" nos hicieran pensar que eramos modernos, nadie pudo haberlo hecho mejor que el Nokia 9000 Communicator.
Ya eran muchos los que esperaban reseñas de este grande de la telefonía inteligente. No fue el primero, IBM ya se había encargado de hacer un teléfono grandioso para su era, pero Nokia logró hacerlo con estilo, con clase, con funcionalidad y con capacidades técnicas que entonces eran realmente destacables para su época.
Basta pensar en las especificaciones técnicas que tenian los ordenadores de entonces. Una Compaq Presario 1210 por ejemplo, RAM de 48 MB, disco duro de 4 GB, y 150 MHz de CPU. Lanzar un dispositivo móvil con una quinta parte de la velocidad de una computadora de escritorio a sus 24 MHz que corrian con una arquitectura de Intel era algo no perfecto, sublime.
El Communicator era largo, grande y pesado. Fueron 397 gramos que ahora nos parecen un abuso, pero que en una época en la que las pocas Laptops que existían pesaban debajo de los 3 kilogramos, creo que se podría entender fácilmente.
Mencionabamos su velocidad de 24 MHz, con un CPU 386, tenía 8 singulares MB de memoria que dividía entre las aplicaciones y software, 4 MB, 2 MB para la memoria de programa, y 2 MB para los datos del usuario. Aún recuerdo cuando todo un mundo cabía en un simple megabyte.
Abrir un Nokia 9000 era decir "wow, aquí hay tecnología". Parecía que lo podía todo, y al menos podía todo lo inventado en aquella época. Su teclado, su pad direccional, su antena que le hacía parecer que era todo poderoso en cuanto a la recepción se refería, su display diagonal de 4.5" con una resolución monocromática de 640 x 200 pixeles, su infrarojo para intercambiar datos con computadoras, en realidad le daban un aspecto de RoboCop muy impresionante para 1996.
Y no sólo eso, funcionaba bastante bien. La interfaz y las capacidades técnicas del GEOS 3.0 permitían demasiado, fácilmente se podía escribir un fax, y mandarlo; se escribia un correo, y se mandaba nuevamente. La navegación en internet probablemente no era una experiencia basada en HTML5 -sarcasmo- pero cumplía, permitía leer y en ese momento la información escrita era lo valioso de la red global.
No le faltaba nada que no se hubiera inventado, tenía acabados impresionantes e incluso contó con una buena campaña mercadotécnica.
¿Qué revolucionó?
Esa forma de mini laptop que algunos móviles todavía tratan de simular, pero que ninguno jamás logrará como la serie Communicator.
Es el primer gran SmartPhone consolidado que se conoce, ciertamente a Nokia ultimamente le recriminan constantemente el hecho de que no se encuentre a la altura del iOS o del Android, sin embargo sentó las bases de la telefonía con el internet y lo hizo de una manera sumamente efectiva, con una interfaz agradable y con un diseño realmente revolucionario.
¿Cuál sería el Nokia Communicator del día de hoy?
¿Quieren escuchar un Nokia actual al que pocos podrían criticar? El N900, ese Nokia con Maemo que se las ve muy difíciles al estar a punto de quedar extinto su software, sin embargo tiene tantas capacidades y quedó tan bien aceptado entre los pocos clientes que lograron hacerse de una de estas -ahora- rarezas.
Ciertamente, el N95 ha sido uno de los smartphones más impactantes que se han sacado al mercado, pero el N900 era una cosa seria, un sistema operativo basado en Linux que podría permitir de todo, y todavía aún la comunidad Maemo se ha dedicado en serio a hacer experimentos con él, le meten otros sistemas operativos, se interconectan y manejan computadores con software más complejo a la distancia, le aplican juegos de WebOS, vamos, creo que es un aparatazo que bien pudo alcanzar más, mucho más.
Datos curiosos
Resultó bastante curioso para mí ver que tambíen había incursionado en el cine el Communicator, con The Saint, una película que protagonizó Val Kilmer y que vemos en la imagen inferior manipularlo.
Además, les muestro su primera campaña en televisión. Sencilla, simplemente te dice lo que hacía en una sola frase: poder hacerlo cualquier cosa, en cualquier lado.