Hemos hablado en más de una ocasión sobre las redes sociales, casi siempre desde un punto de vista empresarial, analizando la presencia de las empresas en las redes sociales y cómo deberían abordar el desembarco en Facebook o Twitter. Sin embargo, detrás de las empresas hay personas, gente que se marcha de viaje durante sus vacaciones o que sale los fines de semana, en definitiva, que vive su vida y que comparte ciertas parcelas de ésta con sus contactos de Facebook o Twitter. En alguna ocasión, ya sea por situaciones cercanas o por noticias leídas en la prensa, se han presentado conflictos relativos a comentarios o cambios de estado publicados en las redes sociales que han enfrentado a personas o empresas. ¿Son las redes sociales como los micrófonos abiertos que juegan malas pasadas a políticos o personajes con cierta notoriedad?
A los clásicas noticias de despido de empleados por supuestas enfermedades que luego Foursquare o Facebook delataban o las búsquedas en las redes sociales por parte de algunos departamentos de RRHH de candidatos en procesos de selección, se nos suman algunos conflictos, quizás algo más inocentes que pueden ocasionar algún dolor de cabeza. ¿Quién no ha subido alguna vez que se encuentra en una reunión muy aburrida?, yo, he de confesar que más de una vez, sin embargo, un detalle sin apenas importancia, puede causar algún recelo si tu jefe, o alguno de los que asiste a la reunion, te sigue en Facebook o Twitter. De hecho, alguna vez he asistido a una reunión en la que la gente no para de teclear en su portátil y mirar sus pantallas, hasta aquí podría ser normal, lo curioso es entrar en Facebook y encontrar alguno escribiendo sobre la persona que está realizando la exposición.
Está claro que las redes sociales son un lugar de esparcimiento, de compartir cosas con tus amigos y, por qué no, también un lugar donde hacer negocio. Esta coctelera tan particular hace que dentro de nuestro grupo de amigos tengamos a nuestro círculo de confianza, compañeros de trabajo, algún jefe (que nos ha agregado y no nos hemos atrevido a darle al botón de "ignorar") o gente con la que hemos hecho alguna vez negocios. ¿Qué quiere decir esto?, que las redes sociales nos dan total libertad para decir lo que queramos, pero debemos ser conscientes de la gente que tenemos agregados como amigos, porque una mala frase, como un micrófono que se queda abierto, nos puede jugar una mala pasada.
¿Estoy exagerando?, yo creo que no, famoso es el caso, de hace unos años, de un abogado que fue despedido de su bufete por simular una enfermedad, coartada que se vino abajo cuando su jefe, al que tenía en Facebook, vió las fotos de una fiesta de disfraces que se había celebrado el día de la supuesta enfermedad. ¿Acaso la solución es la de mantener dos perfiles? ¿uno para compañeros del trabajo y otro personal?, yo diría que no, simplemente iría a algo mucho más simple, usemos cada red para lo que es, si queremos mostrar una faceta menos formal y compartir contenidos más personales con nuestros amigos, usemos Facebook, pero aislémoslo de nuestro perfil más serio, el profesional, que para eso tenemos Linkedin u otras redes de carácter más profesional.
¿Cuántos perfiles tenéis en las redes sociales? ¿cómo los usáis? ¿habéis trazado una línea entre vuestro "yo" más personal y el "yo" profesional?
Imagen: batiburrillo.net