Ingenuos todos aquellos que, como un servidor, han esperado un tiempo prudencial antes de hacerse con un iPhone 4 por si Apple, a la chita callando, había implementado algún cambio (irreconocible por su parte, claro está) que mitigase el problema.
La coletilla -gate, cuya curiosa similitud con el apellido de cierto multimillonario siempre me ha resultado de lo mas curiosa, vuelve a hacer acto de presencia. Adiós antennagate, hola glassgate.
El equipo de ingenieros de Apple ha identifcado otro potencial fallo en el diseño del teléfono que pone en peligro la estética del aparato. La decisión de emplear cristal en la fabricación del iPhone 4 ha sido ampliamente criticada, a pesar del elegante acabado que otorga al dispositivo, por quienes han padecido en sus carnes las numerosas rayaduras e incluso catastóficas roturas tanto frontales como traseras. El glassgate supone la confirmación de lo propio por parte de los de la manzana.
¿En qué consiste? Al parecer, la mayoría de fundas deslizables (a priori diseñadas específicamente para el iPhone 4) podrían provocar a la larga la fractura de parte o la totalidad del panel posterior de cristal del teléfono. Para intentar evitar que el problema vuelva a estallar en un boom mediático al estilo de los fallos de recepción previos, Apple habría comenzado a retirar prácticamente todas las fundas third-party de sus tiendas al tiempo que inicia un nuevo programa de investigación que determine la causa concreta de este glassgate.
Evidentemente los fabricantes de fundas y carcasas están que trinan y se enfrentan a pérdidas cuantiosísimas que podrían dañar seriamente su relación con la empresa de Cupertino. De repente el Bumper, que parecía una plasticosa tomadura de pelo, parece valer lo que cuesta, tornándose la única opción cien por cien fiable a la hora de preservar la estética y funcionalidad de nuestro teléfono.
Una cosa es segura: el iPhone 5 sabrá muy bien cómo disponer su antena y tendrá un acabado muy bonito... pero nada cristalino.
Vía: Gizmovil