Oliver Drage de 19 años fue capturado en mayo de 2009 en Lancashire, Inglaterra. La policia especializada en la lucha contra la explotación sexual infantil dio con él y, claro, incautó su computadora. ¿Dónde está lo extraordinario de esta noticia? En el causal de la sentencia.
El jurado correspondiente le dictó 16 semanas de prisión por negarse a revelar su contraseña. Ésta, por cierto, es de más de 50 carácteres y evidentemente no ha podido ser descifrada. La prensa local cree que es el primer arresto de su tipo en la ciudad.
Uno de los sargentos encargados del caso afirmó que
los sistemas informáticos están avanzando constantemente y la legislación usada para este caso fue específicamente concebida para tratar con aquellos que usan internet para cometer crímenes.
El mismo sargento remató su comentario asegurando que la sentencia es
Un fuerte mensaje para aquellos que intenten enmascarar sus actividades criminales en línea: serán llevados ante los tribunales para recibir la máxima sentencia.
Drage, por ser un adolescente según los términos legales de su país, sólo estará unos meses en una prisión para menores. Pero, más allá de la prudencia de Drage para asegurar sus datos con una contraseña de tales dimensiones, ¿es cierto que su sentencia implica un fuerte mensaje para los cibercriminales? Más aún, ¿es cierto que las leyes sobre delitos informáticos --las del Reino Unido o las de cualquier país-- están dando alcance a la realidad?
No soy tan optimista. Lamento mucho no poder decirle directamente al sargento que no. Que ni el mensaje es fuerte porque no es ejemplar, ni las leyes reflejan con naturalidad lo que se vive en la red. La condena es una más, como la de tantos delitos que siguen existiendo. Y la ley que ayudó a encerrar a Drage por negarse a revelar su password es apenas una gota en el océano de posibilidades que no han sido contempladas por ley alguna.
Usuarios de internet, especialmente abogados especializados en el tema: estoy seguro que ustedes tendrán una mejor opinión que la mía. Estoy ansioso de conocerla.
Vía: BBC News