Uno de los problemas más grandes a la hora de construir paneles solares es el hecho de que los rayos del Sol pueden llegar a ser destructivos para muchos de los materiales sensibles requeridos en el proceso, pero la respuesta al problema está en la propia Naturaleza. Las plantas, para evitar este mismo problema, destruyen constantemente las moléculas que se encargan de capturar la luz solar y las vuelven a construir "de cero", por lo que las estructuras encargadas de capturar la energía solar funcionan siempre "como nuevas".

El profesor e ingeniero Michael Strano parece haber logrado los mismos resultados artificialmente, logrando crear un conjunto de moléculas que se destruyen y "rearman" constantemente y convirtiendo la luz solar en electricidad. Strano cuenta que lo impresionaba la "eficiente reparación" de las plantas y explica que en un día promedio de verano, "aunque pienses que se trata de una fotocélula sintética, una hoja de un árbol recicla sus proteínas por completo cada cuarenta y cinco minutos". ¿Pero cómo logró reproducir el efecto?

Con fondos del MIT, Strano y sus alumnos produjeron unas moléculas sintéticas (fosfolípidos) que forman en discos, quienes a su vez proveen el soporte estructural para las células que responden a la luz, los cuales emiten electrones al ser golpeados por fotones (¡uf!). Al agregar al compuesto una solución, los compuestos se separan inmediatamente, pero al quitar la solución a través de una membrana, vuelve a formarse la estructura capaz de captar la luz, "rejuvenecida". La autorreparación es una de las promesas más grandes de la nanotecnología y este pequeño paso es el primero que se da en este camino.

Vía: MIT News

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