Los días del papel están quedándose atrás. Una de las señales: Amazon vende más e-books para Kindle que libros de tapa dura. Durante el segundo trimestre del año, vendieron 143 e-books por cada 100 libros, el mes pasado la diferencia ya estaba en 180 contra 100. Claramente la reciente baja en el precio del e-reader (que reportan ha triplicado sus ventas), y el lanzamiento de aplicaciones para móviles hicieron que se multiplicaran rápidamente las ventas de los libros digitales. El propio Jeff Bezos está asombrado: «es sorprendente si consideramos que estamos vendiendo libros físicos desde hace 15 años, y libros para Kindle hace sólo 33 meses».

La tienda de Kindle tiene en venta más de 630 mil libros, y otros 1,8 millones de e-books libres de copyright, y su costo es bastante menor que el de los libros impresos, que en promedio cuestan unos 26 dólares, contra alrededor de 10 dólares por e-book. Adempas, como los libros digitales representan prácticamente ningún costo de producción para sus editores, imaginen las ganancias que generan.

Yo amo los libros, me gusta la sensación al tacto de pasar páginas verdaderas, y el momento de cerrarlos lentamente cuando llegué al final. Pero también me parece fantástico poder tener una biblioteca completa en un aparatejo portátil (y virtualmente), las posibilidades que esto brinda, y la facilidad obtener títulos nuevos de inmediato con sólo unos clics en Amazon (o App Store, o donde sea, esto tiene que ver con la lectura digital en general, independientemente del dispositivo).

También me gustan los discos, pero hace mucho tiempo que no compro un CD, un disco de vinilo, o cualquier formato físico que contenga música. ¿Los libros irán hacia ese destino? Este anuncio parece ser un momento crucial hacia ese futuro. Aunque no creo que estemos ante la muerte inminente de los libros impresos ni mucho menos, porque mientras la gente los siga comprando (y el mercado sigue siendo inmenso contra el de los e-books) van a seguir existiendo. Pero a su vez, mientras la tecnología nos permita deshacernos de los formatos físicos (dándole un respiro a los árboles de paso), yo me apunto a acompañar este cambio, total por un rato van a seguir existiendo las librerías de usados para hacernos de algún ejemplar que queramos conservar, sin alimentar una industria que eventualmente se va a extinguir.

Vía: Epicenter