El presidente Barack Obama ha sacado la nueva Estrategia Nacional Espacial de Estados Unidos, un documento (PDF) en el que aclara la visión de su país respecto a la exploración, la seguridad y la propiedad espacial. Contrario a su predecesor, Obama ha dejado claro que el espacio se regirá bajo las normas del derecho internacional. Es decir, ningún país (ni siquiera ellos) clamará soberanía sobre ninguno de los cuerpos celestiales, sino que se trabajará en términos de cooperación entre los países. Sí, más Senado Galático y menos Imperio.
La nueva política espacial contrasta completamente con la de George W. Bush. Mientras que Obama se enfoca en los avances científicos a futuro provinientes de la exploración espacial, al ex-presidente le interesaban más las implicaciones en seguridad armentística. En la estrategia de 2006, Bush dejaba claro que no permitiría que ningún país "limitara el derecho fundamental (?) de Estados Unidos de operar en y adquirir datos del espacio". Menos mal que ha cambiado la visión, porque a cómo íbamos, ya faltaba poco para que nos privatizaran la Luna.
En tono de broma, en Wired mencionan que la política de Obama puede resumirse como la concepción de los Jedi en las precuelas de Star Wars. En palabras de Robert Gates, secretario de Defensa de EE.UU., el plan presenta "las políticas correctas de acuerdo a las prioridades de la nación; y es también un compromiso de que los Estados Unidos mantengan el liderazgo en el espacio."
Esta nueva política no implica que se rechaza la militarización del espacio. Después de todo, hay que mantener las defensas de la casa. Theresa Hitchens, analista de políticas espaciales, menciona que aunque la propuesta de Obama no apoya directamente un tratado que prohíba el armamento en el espacio (algo que muchas naciones esperaban), si representa un cambio significativo con la política de Bush, al considerar que existan regulaciones sobre qué armas penden sobre nuestras cabezas. Es un avance, por lo menos.