New Yorker en el iPad

Billy Kimball ha escrito en el New Yorker algunas de las quejas menos comunes sobre la nueva iPad, algunas de verdaderamente curiosas. Traduzco aquí las que me han parecido más divertidas o interesantes. Veremos cuáles serán nuestras quejas cuando el iPad llegue a nuestro país...

Demasiado salado Cuando se utiliza como cama de bronceado, la vida de la batería es limitada. No a prueba de rinocerontes. Olor extraño que proviene de mi marido cuando utiliza el iPad. Por 499$, esperaba un poco más de lentejuelas. La sección de ictiología (ichthyology) de la iBookstore no incluye casi nada sobre las lampreas. Cuando se utiliza como arma homicida, no se pueden eliminar por completo las huellas incriminatorias. Portavasos virtual en realidad no tienen tazas. No estoy dispuesto a comprar nada de Apple, desde que Steve Jobs mató a mis padres. Insuficiente cobertura de los medios. La mejora de la resolución hace el porno inesperadamente molesto. Después de disponer de un Kindel durante tres semanas, he llegado a ser profundamente leal a la marca.

Vía MacWorld

8 respuestas a “The New Yorker: las quejas más raras sobre el iPad”