Hoy el caos ha tomado el cielo del norte de Europa al entrar en erupción el volcán situado bajo el glaciar Eyjafjallajökull situado al sur de Islandia. Debido a la gran nube de cenizas que ha expulsado el mentado volcán (que podéis ver en la imagen de la derecha) Irlanda, Dinamarca, Finlandia, Suecia y Noruega han cerrado algunos sectores de su espacio aéreo, lo que se ha traducido en la cancelación del 15% de los vuelos europeos.

Seguramente muchos estén pensado que la medida es algo exagerada, sobre todo los que hayan visto cancelado su vuelo, y no se terminen de creer que simple ceniza pueda causar problemas serios a por ejemplo un mastodonte de última generación como el Airbus A380. Pues amigos, en esta ocasión, las autoridades no han exagerado ni un pelo, la ceniza volcánica es para los aviones algo así como lo que para nosotros los humanos una enfermedad terminal.

Por un lado tenemos que este tipo de ceniza, muy fina, es una estupenda “arma anti motores”, tanto para los de hélice como para reactores. Una vez en el interior de los mismos “invade” todas las partes móviles del motor y las colapsa por completo al fusionarse con ellas (la ceniza volcánica está compuesta por minerales que contienen silicio, el cual se funde más o menos a la temperatura que encontramos dentro de un motor de avión).

Por el otro los impactos de la ceniza contra el parabrisas de la cabina pueden provocar pequeñas perforaciones en el mismo y también en el propio fuselaje o en otros elementos importantes como las luces. Incluso se pueden llegar a formar capas de ceniza sobre partes sensibles del avión, como la cola, lo que se traduce en un aumento de peso que desequilibraría el aparato.

Como vemos el cerrar parte de los espacios aéreos y cancelar cientos de vuelos ha sido en este caso una medida acertada, y nada exagerada, para evitar desgracias humanas y también importantes pérdidas económicas (reparar un avión que ha conseguido salir de una pieza de un vuelo entre cenizas volcánicas es extremadamente costoso. Más de 60 aviones han sido desechados por el daño producido por ceniza).

Vía: The Guardian | Nota: gracias a mis compañeros Pepe y Carlos por echarme una mano con este post.