Dos semanas después de ver cómo intercambiar archivos vía bluetooth con tu teléfono y haber terminado el mini repaso acerca del bluetooth, hoy volvemos con la Guía para Switchers, nuestra sección especial donde hablaremos de algunos conceptos básicos que todos nos preguntamos alguna vez cuando llegamos a Mac OS X desde Windows. En esta entrega vamos a hablar sobre los permisos, qué son, cómo se reparan y por qué debemos hacerlo, un concepto desconocido para los usuarios de Windows y seguramente muy familiar para los de Linux.
Para hablar de la reparación de permisos, primero tendremos que saber qué son los permisos así que vamos a ello. Los permisos son una propiedad heredara de UNIX, que permite al sistema (y a nosotros) saber quién puede hacer qué cosa con un fichero, directorio o dispositivo conectado al sistema. Cualquier cosa que aparezca o pueda aparecer en el árbol de directorios tiene asociado un permiso determinado.
Si os pica un poco la curiosidad, con las entradas de directorio (que es como se llaman a los ficheros, carpetas y dispositivos de forma genérica) se pueden hacer 3 cosas: leerlas, escribirlas y ejecutarlas (Read, Write y eXecute, respetivamente, en inglés), de modo que un archivo concreto puede tener permiso de lectura y no de escritura ni ejecución, por poner un ejemplo. Son válidas todas las combinaciones. Estos tres permiso se definen sobre 3 personas diferentes: el dueño, el grupo y otros. El primero es el usuario del sistema al que pertenece el archivo, generalmente el creador, el segundo es el grupo de usuarios al que pertenece el dueño y el tercero son todos los usuarios que no caben en los otros dos.
Ahora que sabemos qué son los permisos y para qué sirven, ¿por qué hay que repararlos? ¿se cambian todos los permisos cuando hacemos la reparación? ¿podré quedarme sin leer mis archivos? Vamos por partes. Hay que repararlos porque se corrompen. Un instalador mal hecho, un corte en la alimentación o el cierre inesperado de una aplicación, son solo ejemplos de sucesos que podrían llegar a corromper los permisos. Apple recomienda reparar los permisos cada vez que se instala (usando un instalador, no con el drag&drop) nuevo software.
La reparación es bastante sencilla, para hacerlo basta abrir Utilidad de Discos (dentro de la carpeta Utilidades en Aplicaciones, normalmente), seleccionar el disco duro principal y pulsar sobre "Reparar los permisos del disco", después de un rato (que puede llegar a ser bastante largo) nos dirá que la tarea se ha completado y ya tendremos los permisos reparados.
Pero, ¿cómo sabe Utilidad de Discos cuando los permisos de un archivo están mal y a qué tiene que cambiarlos? Para ello se basa en el contenido de una carpeta del sistema: "/Librería/Receipts", en esa carpeta hay varios .pkg que contiene información sobre los permisos que deberían tener algunos elementos de nuestro Mac. Utilidad de Disco revisa el contenido de esa carpeta y comprueba si todos los archivos que están ahí representados tienen los permisos que deberían tener, el resto de ficheros y carpetas, no los comprueba. Los archivos para los que tiene información son casi todos para el propio funcionamiento del sistema, o para aplicaciones de terceros, que pueden agregar contenido a Receipts a través del instalador. Es decir, que Utilidad de Disco comprueba únicamente archivos de funcionamiento interno y no los documentos personales de los usuarios, que podrán tener los permisos que estos deseen.
¿Qué pasa si un archivo no tiene los permisos que el sistema cree que debería tener? Pues pueden pasar, generalmente, dos cosas: la primera es que el sistema sea inseguro porque cualquiera pueda modificar un archivo que no debería; y la segunda es que alguna aplicación necesite acceder al archivo y no pueda, dando lugar a errores.
Reparar los permisos es una acción fácil de realizar y totalmente segura para el Mac que os puede ahorrar muchos quebraderos de cabeza. Si tenéis algún error en vuestros ordenadores, probad siempre a reparar los permisos, lo único que puede pasar es que el error desaparezca.