FIFA, el organismo rector del fútbol mundial, ha dado marcha atrás para la implementación de chips en balones y porterías durante el Mundial de Sudáfrica. Según el secretario general de la asociación, Jerome Valcke, "la puerta está cerrada. La decisión es no usar tecnología en ningún sentido". La nueva negativa se suma a un largo historial del organismo por mantener fuera el uso de cualquier tecnología que facilite la práctica del fútbol.
En esta ocasión, la FIFA ha echado por tierra a Cairos, un sistema que consiste en insertar un chip en el balón para saber si ha cruzado la línea de gol; y el Ojo de Halcón, utilizado para calcular gráficamente la trayectoria de una bola, empleado en tenis y criquet. "La tecnología no debería entrar en el juego. Dejemos el fútbol tal cual es.", afirmó categóricamente Valcke. Antes que implementar cualquier dispositivo (¡herejía!), la FIFA apuesta por experimentar con dos árbitros en la línea final.
FIFA también ha descartado con anterioridad el uso de repeticiones instantáneas para juzgar jugadas dudosas, una práctica común en otros deportes. "Apreciamos el factor humano del juego, el debate, la controversia, por eso el consejo ha tomado esta decisión", apuntó Patrick Nelson, director ejecutivo de la Federación Irlandesa. Llama la atención que sea el delegado irlandés quien apoye la propuesta, ya que su país se quedó fuera de la Copa del Mundo por un error arbitral.
El organismo máximo del fútbol mantiene su cruzada contra la tecnología, en defensa de la «pureza» del juego. Incluso han llegado a prohibir que las pantallas gigantes de los estados repitan las jugadas dudosas al público. ¿Sería el fútbol menos atractivo si se implementaran dispositivos que garanticen una marcación más justa? No lo creo. FIFA parace estar contenta con el uso sistemático de la «picardía» (eufemismo de trampa) para mantener el espectáculo. Otra aportación tecnológica más que se va al caño en defensa de unos ideales arcaicos.