De un tiempo a esta parte los avances relacionados “con lo pequeño” no paran de sucederse, cada muy poco tiempo aparece alguna nueva noticia relacionada con el campo que nos deja boquiabiertos, como la que traigo hoy que es verdaderamente sorprendente. Y lo es no solamente por tratarse de nanotecnología sino también por el cambio de enfoque.

En esta ocasión los investigadores del Laboratorio de Nanorobótica del École Polytechnique de Montréal decidieron que, en vez de intentar construir una máquina minúscula, ¿por qué no tomar directamente el control de algo que ya tiene ese tamaño?, siendo ese “algo” bacterias.

Pues dicho y hecho. Lo que hicieron fue desarrollar un microcircuito electrónico, controlador por ordenador, capaz de producir campos magnéticos, dentro del cual introdujeron un importante número de bacterias magnetotácticas las cuales funcionan de forma parecida a como lo hace una brújula: en presencia de un campo magnético estas se desplazan hacia él.

Con el artilugio los investigadores consiguieron “tomar el control” sobre un grupo de bacterias y eso es lo que podéis ver en el vídeo que acompaña al post, a un grupo de 5000 bacterias magnetotácticas controladas por ordenador trabajando juntas en la construcción de una estructura piramidal.

¿Era o no era sorprendente? Si le echamos un poco de imaginación rápidamente cualquiera puede ver las posibilidades que se nos abren al poder controlar el comportamiento de grupos de bacterias. Por poner un ejemplo en el que ya se trabaja: los investigadores quieren usar estos grupos de bacterias controladas como sistema de propulsión para nanobots de mayor tamaño, con lo que podrían dirigirlos exactamente a la parte del cuerpo deseada.

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