En la entrega de esta semana de la sección Historia de Apple os traemos una breve reseña sobre el creador del cubo que aloja la tienda de Apple en la Quinta Avenida de Nueva York. Quizás la Apple Store de esta conocida calle neoyorquina sea el buque insignia de todas las tiendas que la empresa de la manzana tiene repartidas por el globo.
Tan sólo hay que introducir el campo de búsqueda en el motor de imágenes de Google para darnos cuenta de lo que estamos hablando. De hecho, según estudio de la Universidad Cornell que analizó 35 millones de fotos en Flickr sobre la ciudad de Nueva York, este establecimiento se ha convertido en el quinto punto turístico de la ciudad.
Pero, ¿por qué merecería su diseñador un lugar en esta sección? Analicemos brevemente las peculiaridades de Peter Bohlin y cómo fue que un simple cubo acabó convirtiéndose en un objeto de culto para muchos adictos a Apple del mundo entero.
La razón para prestar atención al señor Bohlin es que posiblemente esté en las antípodas del hombre que le encargó el trabajo, Steve Jobs. Pues un compañero de Bohlin lo definió en la revista Philadelphia Inquirer como un analfabeto digital, un arquitecto que prefiere un boceto en un papel a un plano realizado en un ordenador, y una charla en persona a unos mensajes electrónicos.
¿Cómo es posible entonces que Jobs, con muy buen ojo por cierto, decidiera hacerse con sus servicios? Porque le gustó la forma en que había proyectado la nueva sede y estudios de Pixar en Emeryville, California. Es curioso el hecho de que Peter no había hecho nunca antes una tienda al por menor, pero esto no le importó al CEO de Apple, pues Jobs no concebía esta tienda como un lugar de venta sino como un espacio social. ¿Si no para qué iba la gente a molestarse a comprar un producto en una tienda física pudiendo comprarlo desde casa a través de Internet?
La forma tan peculiar de esta tienda también tiene su pequeña historia. Al parecer, en la primera reunión que ambos mantuvieron el cofundador de Apple le mostró su deseo de realizar un sitio que sirviese de club de fans para los seguidores de la empresa. Mientras Steve hablaba Peter esbozó en un papel un cubo delante de la torre de General Motors y dijo:
Lo mejor de ese edificio (el de General Motors) es su perfil estrecho, así que pensé: "¿Cuál es la forma inevitable de contrastar con él?"
Acertó de pleno, pues gracias a este trabajo ha recibido este año la medalla de oro del Instituto Americano de Arquitectos, y gracias a él también millones de fans de todo el mundo tienen un lugar al cual peregrinar.