Si ya fueron polémicas (también añadiría cómicas) las declaraciones de César Alierta, con respecto a cobrar a los buscadores por usar su infraestrucutura, ahora Netflix anuncia su preocupación con respecto a la posición privilegiada de los ISPs como los guardianes de todo el tráfico que fluye por sus redes, ya que perfectamente pueden jugar con ventaja a la hora de establecer una competencia desleal en la distribución de contenidos multimedia por Internet, algo, dadas las circunstancias, bastante goloso.
Netflix es un servicio que comenzó en los 90 en el alquiler de películas a través del correo, el DVD llega en un sobre, después de de verlo, sin límite de tiempo, lo vuelves a meter en el mismo sobre y al buzón, simple y económico (9 dólares al mes, 6 euros y medio al cambio). En el E3 de 2008, Microsoft anunció un acuerdo con la compañía mediante el cual el alquiler también se extendía a un servicio de streaming (aquí en España, para variar, no está disponible), que a día de hoy ha funcionado muy bien y ya son más de 10 millones de suscriptores con los que cuenta.
Pero ahora todo esto podría verse amenazado. Aunque a muchos les cueste metérselo en la mollera, es claro y evidente que los modelos de distribución de contenidos multimedia van a acabar pasando a Internet, y a las teleoperadoras esto les conviene sólo a medias. Pongamos a ONO con su servicio de cable o a Telefónica con su Imagenio, aunque en el segundo caso sea a través de IPTV, está claro que no les interesa que haya terceros controlando un servicio que no sólo es más flexible, sino más práctico y más barato.
En el fondo, el problema sigue siendo el mismo y me parece una cuestión de auténtica hipocresía. Aunque la noticia venga del otro lado del charco, se aplica perfectamente a España y a cualquier otro país, mucho parecía que defendían frente a la SGAE las descargas de contenidos a través de la red (de manera legal, claro) pero por supuesto, si ellos controlan el cotarro y se llevan el pedazo gordo del pastel.
Sigo convencido que lo que más daño hace a la sociedad no son ni los prejuicios, ni la política, ni la economía, sino el poder del grande, de los lobbys y de los que mantienen el defectuoso orden establecido porque sólo les beneficia a ellos ¿Llegarán a equipararse muchas de estas similitudes con Internet, o todavía hay posibilidades de que siga siendo un reducto libre y desde el cual se puedan construir las cosas desde cero y para bien? ¿Qué pensáis?