En estos tiempos que corren donde la tecnología está muy extendida y podemos encontrarnos con una cámara de vigilancia en cualquier esquina o compartir nuestra localización física con miles de personas, el tema de la pérdida de privacidad y los peligros que ello conlleva reaparece cada muy poco tiempo. Pues con un nuevo caso protagonizado por el binomio privacidad-tecnología vengo en esta ocasión, y es de los que tras conocerlo muchos calificarán de WTF sin duda.
Resulta que dos colegios de secundaria administrados por el distrito de escuelas públicas Lower Marion School (LMSD) del Condado de Montgomery, Pennsylvania, proporcionó portátiles a 1.800 estudiantes para facilitarles el estudiar tanto en los colegios como en sus casas. Hasta aquí todo estupendo, el problema está en que dichos portátiles repartidos entre los alumnos también servían a los docentes de los centros para espiar a los estudiantes en sus casas.
El padre de uno de estos alumnos, Michael Robbins, al que le dieron un portátil fue quien descubrió que los funcionarios podían espiar a su hijo, y a él mismo, mediante la webcam del mentado aparato. El descubrimiento llegó por el mes de noviembre cuando el subdirector de la Harriton High School acusó al hijo de Robbins de haber tenido “una conducta inapropiada en su casa” y mostró como prueba para sustentar tal acusación una foto tomada por la webcam del portátil. Tras los primeros momentos de estupefacción Robbins fue a hablar con el subdirector y este efectivamente le confirmó que los portátiles repartidos incorporaban un sistema para poder activar la cámara web de los mismos de forma remota y visualizar y capturar imágenes de cualquier cosa que se encontrara frente al equipo.
Como era de esperar tras descubrirse todo este sin sentido los Robbins junto con otras familias afectadas pusieron demanda contra el distrito Lower Marion School por infringir el derecho a la privacidad de los alumnos y sus familias. Por su parte los del LMSD han dicho que el sistema que permite controlar las webcams, el cual han desactivado tras todo el revuelo, solamente se instaló como medida para recuperar los equipos en caso de pérdida o robo.
Estamos ante un WTF épico y de los que dan miedo ya que una cosa es proporcionar información personal de forma voluntaria (como hacemos muchos en redes sociales por ejemplo) y otra muy distinta que un organismo público utilice tecnología para espiar a menores y sus familias. Aunque los de la LMSD argumentan que ese no era el objetivo prioritario el simple hecho de instalar el sistema, además a espaldas de los padres, es una tremenda irresponsabilidad y personalmente creo también que se han pasado por el arco del triunfo unas cuantas leyes, pero eso ya lo aclarará el señor juez.
Vía: Telegraph