Por aquí traigo nueva ración de avances científicos, en este caso las interesantes investigaciones que se están desarrollando en la Universidad de Michigan en torno a soluciones para conseguir mejores fármacos contra el dolor.
Los estudios echaron andar en el 2007 y el objetivo de los mismos era conseguir un nuevo y potente analgésico que solucionara los problemas que arrastra uno de los más usados actualmente, la morfina. Ahora, tan solo dos años después de que diera comienzo el proyecto, ya se empiezan a ver resultados.
En la actualidad la morfina es uno de los calmantes más comunes, pero tiene efectos secundarios muy problemáticos que pueden provocar incluso la muerte. El problema es que la morfina también hace que la presión arterial descienda y la respiración se complique lo cual puede tener consecuencias muy graves o incluso matar. Normalmente lo que hacen en los hospitales es contrarrestar el efecto de la morfina con otro fármaco (naloxona) y mantienen un “equilibrio” entre ambos: cuando la presencia de morfina aumenta en el cuerpo inyectan naloxona y cuando disminuye dejan de suministrar este último. Para hacer esto se necesita personal sanitario y equipo, de lo que se carece en situaciones de emergencia (un soldado herido o un conductor accidentando).
Dos cosas han conseguido los chicos de la Universidad de Michigan, por un lado un medicamento que se transforma en naloxona cuando detecta que los niveles de oxígeno en la sangra descienden hasta niveles peligrosos y por el otro una nanopartícula que contiene morfina y el compuesto que se transforma en naloxona. El resultado final es un avance muy importante en el campo de los analgésicos. Tenemos un nuevo medicamento capaz de “autoregularse”: cuando se detecten dificultades respiratorias se suministra naloxona y cuando los niveles de oxígeno vuelven a estar normales se corta el flujo de naloxona para que la morfina haga su función.
Y después de todo esto ahora pensar en las miles y miles de personas que se beneficiarán del avance. Llevará alivio a millones de personas de una forma mucho más segura y se evitarán muertes y graves efectos secundarios por el uso de morfina en circunstancias de emergencia, que por cierto en esos casos se usa mucho. Aún se sigue trabajando en perfeccionar la forma de combinar y transportar la morfina y su antagonista en un mismo cuerpo pero seguramente no tardaremos en ver más avances. Es cuestión de tiempo llegar a un fármaco definitivo que se pueda suministrar a humanos sin ningún problema.