A día de hoy, se pasan pocos minutos al día sin estar conectado a redes inalámbricas. Ya sea a redes móviles o a redes domésticas, ordenadores, tablets, teléfonos, smartwatches e incluso televisores hacen cada vez usos más intensivos de conexiones a Internet. Lo malo es que, pese a estar en 2016, los routers siguen haciendo de las suyas y se dan varios factores que hacen la conexión bastante inusable y volátil, en cuanto a estabilidad y en cuenta a alcance. Por ello no dejan de aparecer soluciones como Eero o Plume, que además de efectivos, son invisibles.
El sistema de Plume está compuesto por "pods", que es como han llamado a repetidores enchufabas a la red eléctrica en cada habitación para ampliar el alcance de la red. Con un precio de 49 dólares o 39 en preventa, estos pods prometen no sólo expandir la señal, sino también tratar la gestión de la red de manera más inteligente. Plume se adecúa a las necesidades de la red en cada momento, como ya proponía Eero. Así, dependiendo de la demanda de cada dispositivo en concreto, el sistema redistribuirá el ancho de banda para que no haya cuellos de botella e interferencias en los canales.
Eso sí, aunque sólo fuese por mejorar el apartado estético, la apuesta es más que válida para la parte del público a la que no le gusta llenar sus habitaciones de tecnología que no se integra nada bien con los muebles. Es un camino correcto que están siguiendo todos los fabricantes de tecnología que se integran a fondo en el hogar. Volviendo al sentido meramente tecnológico, Plume ofrece más ventajas, como un proceso de configuración muy sencillo a través de una aplicación dedicada, desde la que también se controla toda la actividad de la red y se habilita la conexión a invitados.