Las llantas realizadas en fibra de carbono son una seña de identidad en la competición, sus ventajas son muy importantes para vehículos de altas prestaciones donde cada gramo importa. Un deportivo como el Ford GT no podía dejar de lado la oportunidad de usar este compuesto para ofrecer a sus clientes un extra de deportividad y exclusividad.

Más allá de la simple reducción en el peso del vehículo, lo que conlleva una mejora directa en la aceleración, la frenada y el rendimiento dinámico, el uso de fibra de carbono en las llantas significa una reducción del peso no suspendido y de la inercia de rotación, lo que beneficia a la suspensión de forma muy importante. ¿Por qué? Porque tiene que trabajar con menos peso, cada llanta realizada en fibra de carbono para el Ford GT pesa casi 1 kilogramo menos que las realizadas en acero, esto reduce en un 25% la inercia.

Solo dos coches de Ford emplean la fibra de carbono en las llantas: el Shelby GT350R de 2015 y el Ford GT.

La fibra de carbono permite además a las llantas ser más rígidas y soportan mejor los giros bruscos o las imperfecciones en la carretera, pensemos que la llanta conecta al coche con el suelo a través de la suspensión, si la llanta es más rígida la suspensión tendrá que trabajar menos y centrarse en lo que importa: hacer que el Ford GT sea rápido y eficaz en el paso por curva.

Una llanta más ligera mejora el tacto de la dirección y la dinámica del coche porque se necesita menos energía para acelerar o girar las ruedas. Esto se traduce en que el conductor tiene que realizar menos esfuerzo y la suspensión también.

Y algo que no se suele comentar y que seguro te convencerá para pagar el extra de tener unas llantas en fibra de carbono: el rendimiento general es mejor que unas metálicas en materia de ruidos y vibraciones por lo que hacer viajes con el Ford GT será un poco más confortable.