Las listas de más vendidos en la industria del videojuego suelen estar copadas por soldados futuristas, jugadores de fútbol, cazadores de dragones y, en general, por franquicias con múltipes entregas a sus espaldas. Es por ello que entrar en Steam y encontrar un nuevo título independiente centrado en la creación y el mantenimiento de una granja, de fuerte esencia retro, entre los más vendidos, puede resultar sorprendente.

Stardew Valley es, ante todo, el titánico proyecto de Eric Barone, creador en solitario del proyecto durante los cuatro últimos años de su vida. Es de valorar también la poco corriente decisión, en tiempos del Early Access, de lanzar el proyecto a la venta cuando realmente consideraba que se trataba de un producto final, pulido y vendible.

Eric Barone, única persona implicada, ha dedicado cuatro años al desarrollo de Stardew Valley

Las influencias del creador son claras tras las primeras horas de juego: hay mucho de Harvest Moon, evidentemente, pero también hay otro tanto de Animal Crossing o Terraria. Y comparte con ambos proyectos esa esencia, ese carácter tan especial. Y el riesgo de apostar por una propuesta antagónica a lo que hoy en día triunfa en cualquier plataforma. El motivo de un desarrollo tan arriesgado, pese al gran éxito que está cosechando, no es otro que el de intentar traer de vuelta la esencia de antiguos life simulators como los propios Harvest Moon de antaño, una de las sagas preferidas del creador.

Y como casi cualquier apuesta arriesgada, Stardew Valley no es un juego para todo el mundo. No creo que sea difícil que alguien ajeno a este tipo de experiencias termine desesperado ante lo paulatino de su desarrollo y la ausencia de objetivos concretos e instantáneos. Son muchas las tareas a cumplir a un muy largo plazo: arreglar y mantener nuestra granja, llenar el museo de artefactos y minerales, restaurar el ayuntamiento, entablar amistad (e incluso contraer matrimonio y formar una familia) con los habitantes del pueblo, etc.

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Pero es en el ritmo donde todo cambia. Nada es instantáneo, aquí no hay victoria o derrota tras diez minutos de partida o recompensa al completar una tarea en pocos minutos. Las cosechas toman su tiempo para crecer, generar el dinero necesario para las mejoras básicas nos puede llevar un buen puñado de horas y mejorar las relaciones con los habitantes es algo que tendremos que trabajar día a día. De hecho, la historia que se nos cuenta dura unos tres años de tiempo de juego (divididos en cuatro estaciones, realmente diferenciadas entre sí) que nos pueden llevar alrededor de 30 o 40 horas completar. Más allá, claro, podremos cuidar y mejorar nuestra granja sin ningún tipo de límite de tiempo.

En su concepción y el ritmo están los riesgos y virtudes de Stardew Valley

En mi caso, Stardew Valley ha funcionado a la perfección como método de desconexión; la granja y sus alrededores se han convertido durante estos días en un patio de recreo en el que pasar las horas, haciendo y deshaciendo aquí y allá, sin un rumbo concreto pero disfrutando del muchísimo contenido, a todos los níveles, que el juego tiene que ofrecer. Lo bonito de su pixel-art (aunque quizá sea un tanto genérico hoy en día; recuerda mucho al mencionado Terraria, por ejemplo) y una excepcional y alegre banda sonora original no hacen más que facilitar que el juego se termine convirtiendo en un auténtico pozo de horas, un juego de esos que abres con la intención de hacer un par de cosas y en el que terminas inmerso durante varias horas sin darte cuenta.

También es cierto, ojo, que tiene ciertas asperezas e imperfecciones que, pese a ser lógicas y fruto de la falta de una gran base de testers durante el desarrollo, no dejan de ser bastante molestas. La queja más recurrente y justificada de muchos reside en las cantidades de tiempo/dinero para conseguir todo lo necesario para progresar (mejoras de herramientas, nuevas semillas, construcciones, animales, etc.), acerándonos peligrosamente al grindeo “vacío” de los típicos MMO que alargan su vida útil de forma artificial.

Stardew Valley 3

Por suerte, Eric está trabajando en seguir añadiendo características, arreglar problemas e incluso implementar grandes novedades como un multijugador online. Un trabajo admirable que, sin duda, la comunidad ha recibido con los brazos abiertos y es que ,entre otros muchos signos de la gran satisfacción que ha producido el juego, podemos encontrar una de las mejores valoraciones de los usuarios en Steam o la recurrente situación dada en sitios como Reddit o Neogaf donde usuarios se ofrecen a pagar las copias de aquellos que han pirateado Stardew Valley por no poder permitírselo.

Ese buen ambiente y esa felicidad que el juego desprende es algo que ha calado en una comunidad que sigue creciendo, convirtiendo Stardew Valley en una de las grandes sorpresas de este 2016. Como si de un pequeño pueblo de habitantes que llevan toda una vida juntos se tratara, es una gozada participar en discusiones sobre el juego y sus posibilidades en internet, un sitio donde es realmente difícil dejar a un lado las críticas feroces.

Stardew Valley es, al fin y al cabo, como esa casita en el campo a la que acudir para dejar a un lado nuestra rutina del día a día. Igual que en la historia de nuestro personaje, y su abuelo antes que él, es posible que haya épocas en las que nos encontremos un tanto saturados de los productos modernos y sofisticados que nos rodean y no se me ocurre sitio mejor que este peculiar pueblo para pasar una larga temporada. No es para todos los gustos pero sí creo que es un tipo de experiencia que cualquier jugador debería disfrutar.

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