Aunque pueda parecer ciencia ficción, lo cierto es que Mitsubishi ha conseguido hacer lo que a priori resultaba imposible. Si tenemos en cuenta que el agua del mar, por su concentración de sal es un conductor mucho más potente que el agua que utilizamos para beber, el potencial del agua del mar como material conductor es altamente efectivo. ¿El problema? Comprado con cualquier metal, su eficiencia como transmisor o receptor de datos es mucho menor.

No obstante, Mitsubishi ha conseguido convertir esta eficiencia limitada en suficiente como para que la compañía haya creado un prototipo de antena usando agua de mar. Eso sí, la idea detrás de SeaAerial, como se llama este curioso invento, tiene muchísima literatura, prueba y error y, sobre todo, física que ha traído de cabeza a los responsables de esta compañía hasta que han conseguido recibir datos.

Para empezar, la compañía tuvo que determinar el ancho del chorro necesario como para mantener una eficiencia suficiente como la recibir datos válidos, y en segundo lugar, parte de la construcción de este sistema de antena sigue dependiendo del metal, aunque sea en su base.

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De esta forma, el metal se utiliza en la base en conjunción con una bomba, todo para crear un chorro de agua de mar lo suficientemente estable, de un diámetro determinado y apuntado hacia el cielo. En las pruebas, preliminares pero totalmente esperanzadoras, la compañía ha demostrado que este sistema de SeaAerial puede recoger de forma fiable una señal de TV, aunque el siguiente paso sea la transferencia de volúmenes de datos mayores.

De momento, queda mucho camino por recorrer, pero lo cierto es que este tipo de sistemas puede abaratar los costes de las transmisiones de datos aprovechando un recurso casi ilimitado como es el agua del mar.

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