Los mosquitos son insectos que siempre han gozado de un gran atractivo debido a su propiedades de extracción y conservación del estado de la sangre. Esto se vio, sobre todo, en 1993, cuando eran un elemento central de la trama de Jurassic Park, en la que, tras picar a dinosaurios y haber extraído su sangre se habían conservado durante millones de años en ámbar, manteniendo las propiedades de la sangre y proporcionando una base para permitir clonar a partir del ADN. Fuera de la ficción, los mosquitos no suelen ser tan atractivos, pero sí pueden ser muy peligrosos transmitiendo enfermedades como el SIDA o la malaria. Ahora se investiga con ellos para todo lo contrario, ser la cura para la malaria.
La malaria ha estado acompañándonos en nuestro planeta desde siempre y actualmente sigue matando a medio millón de personas al año. Encontrar una solución es un asunto urgente y crucial. Hace un mes se informó de que los mosquitos podrían ser claves en la lucha contra la malaria, y ahora es noticia que en un estudio del Imperial College de Londres los investigadores han conseguido modificar genéticamente a un tipo de mosquito que es el principal culpable de la propagación de la malaria. La modificación persigue reducir al mínimo la fertilidad, gracias a la propagación del gen en pocas generaciones. Gracias a él, la población de mosquito desaparecería en relativamente poco tiempo, y se podría decir adiós al gran causante de la mortífera enfermedad.
El avance se ha conseguido gracias a una tecnología llamada CRISPR/Cas9 que permite a los científicos copiar y pegar genes de manera precisa. Además, pueden ser usados con genes conductores, que aseguran que nuevos rasgos se pueden heredar y propagar con facilidad en una población. El pasado mes, en California, también se ha usado la tecnología para modificar genes que propaguen resistencia a la malaria, que es una manera alternativa de conseguir el mismo fin.
De manera pertinente, ya se está debatiendo sobre el factor ético de estas modificaciones genéticas, y en algunos casos se concluye que sería irresponsable modificar sin un consenso social muy amplio y sin informar a la población con transparencia.