Sabemos bien que el cuerpo humano está compuesto de agua, un 60-65% aproximadamente. Además, el cerebro se compone en un 70% de agua, la sangre en un 80% y los pulmones se componen en un 90% de agua. Así que no es de extrañar que esta sea vital para el funcionamiento de todo el organismo.
Se contemplan tres tipos de deshidratación, leve, moderada y grave. Mientras que las últimas dos tienen síntomas inequívocos y grandes riesgos que, incluso, la última puede costarnos la vida; la deshidratación leve es menos notoria pero más común de lo que se puede creer, sus efectos pueden ser a largo plazo pero sus consecuencias no son menos graves. Es por esto que repasamos los síntomas de la deshidratación leve, lo que significan y algunas consecuencias de no contrarrestarla, sobre todo, cuando implica solo un pequeño cambio en nuestros hábitos.
Boca seca
Tener la boca seca no debe considerarse un síntoma menor pues esta sensación nos advierte no solo de la evidente falta de agua, sino que la producción de saliva no es la adecuada. Recordemos que esta es esencial para la salud de la boca, pues lubrica y protege el tejido bucal de laceraciones, así como de la fricción interna de su funcionamiento. Recordemos que la saliva es también muy importante al comer, es decir, en el inicio del proceso digestivo, incluso para captar el sabor de los alimentos; además, ayuda a la remineralización de los dientes y tiene propiedades antibacterianas.
Piel seca
La piel seca nos habla de una deshidratación leve que se ha mantenido durante un periodo considerable. Recordemos que la piel es el órgano de mayor extensión del cuerpo humano, así que, el que esté seca puede sugerir que no estamos tomando suficiente agua para mantenerla hidratada. Por otro lado, vale la pena diferenciar la piel deshidratada de la piel seca en sí, que se refiere a la condición de ciertas pieles que no producen suficientes aceites para humectarse.
Ojos secos
La sensación de ojos secos también puede deberse a una falta de hidratación durante el día. Recordemos que los ojos producen diversos tipos de lágrimas, todas ellas protegen al órgano de bacterias, lo mantienen humectado, y limpio. Así que, sentir picor o sensación "arenosa" puede ser un síntoma de deshidratación leve.
Dolor en las articulaciones
La composición de los cartílagos y los discos espinales es básicamente agua, un 80%; así que no es de extrañar que la falta de hidratación diaria sea muy importante para mantener sanas las articulaciones, para que cumplan su función de facilitar los movimientos mecánicos del aparato locomotor.
Problemas digestivos
Si la hidratación correcta es importante en la masticación, acción que da inicio al proceso digestivo, por obvias razones también lo es en las siguientes etapas del mismo. Y es que sin la apropiada hidratación, la cantidad y fuerza de las mucosas del estómago disminuye, dejándolo expuesto a los ácidos naturales que intervienen en el proceso digestivo, provocando acidez estomacal e indigestión. Así mismo, en los intestinos la deshidratación puede ser causa de constipación.
Envejecimiento prematuro
No es de extrañar que el envejecimiento prematuro esté relacionado con la deshidratación leve constante, ya que el cuerpo hace un mayor esfuerzo para realizar sus funciones vitales; a ese ritmo a doble vapor deterioramos nuestros órganos y también nuestro aspecto exterior.
Permanecer enfermo por más tiempo
Una buena hidratación puede ser la gran diferencia cuando estamos enfermos. Si todos los procesos del organismo necesitan agua, durante una enfermedad se vuelve imperante evitar la deshidratación. Sobre todo porque el agua nos ayuda a eliminar toxinas y limpiar nuestra sangre, de no proporcionar la cantidad suficiente el organismo la "roba" de la sangre, lo cual, como podemos deducir, nos hace sentir peor y trae más consecuencias desfavorables. Recordemos también que utilizar ciertos medicamentos favorecen la deshidratación, así que no hay que perder de vista este factor para ayudarnos en el proceso de convalecencia.
¡Cuanta sed!
Muchas veces hemos escuchado la importancia de tomar agua durante el día, así como cifras ideales de la cantidad apropiada a beber. En general se nos ha dicho que 8 vasos o 2 litros, sin embargo, deben tomarse en cuenta otros factores para el ideal de cada persona, ya que el requerimiento diario puede variar por el sexo, la edad, el clima donde se vive, la actividad física, así como si se padecen enfermedades o, en el caso de las mujeres, durante el embarazo y al amamantar.
Otras consideraciones importantes:
- La sensación de hambre puede ser deshidratación. En muchas ocasiones, la señal de hambre que nos envía el cerebro es en realidad deshidratación leve. Y esto se vuelve un bucle que nos afecta, pues al comer pondremos a trabajar nuestro cuerpo cuando lo que necesita es agua y para el proceso digestivo, como ya vimos, se requiere más agua.
- Hidratarnos nos ayuda a combatir la fatiga. Si contamos que el cuerpo humano necesita agua para todos y cada uno de sus procesos, la va a tomar de cualquier lugar para asegurar su funcionamiento, es por esto que se dice que la puede "robar" de la sangre, lo cual nos da la sensación de fatiga y cansancio.
- Comer frutas también ayuda. El cuerpo en sí necesita una cantidad de agua pura, las frutas como el melón o la sandía son básicamente agua y pueden ayudar a mantenernos hidratados; por otro lado los jugos embotellados, los refrescos y el café no deberían contarse como consumo de agua.
- Observar la cantidad y apariencia de la orina. Se estima que durante el día se debe orinar de 4-7 veces; claro, esto depende de muchos factores, sin embargo, una menor cantidad puede suponer un problema. Otra señal de son las alteraciones en la orina, es decir que el olor sea muy fuerte o de apariencia turbia o muy amarilla; lo ideal es que sea de amarillo claro a transparente.
- Los recipientes con medidas te ayudan a tu conteo diario. Si no estás tan acostumbrado a tomar agua y para estar más que seguros de consumir lo suficiente, el uso de recipientes que tienen medidas, o que al menos sabemos la cantidad que contienen, pueden hacernos conscientes de cuánta agua tomamos y cómo vamos durante el día. Recuerda que es mucho mejor tomar agua constantemente que empinarnos un bote entero.