Las técnicas de fertilidad avanzan a pasos agigantados. Eso es cierto. Sin embargo, todavía existen montones de cuestiones que pasan del todo desapercibidas. Cuestiones muy importantes que podrían dar al traste con la oportunidad de tener un hijo. Y es que en las técnicas complementarias de reproducción asistida, como son el mantenimiento de esperma u óvulos, todavía queda mucho por conocer. Especialmente cuando hablamos de óvulos congelados. ¿En qué punto dominamos la técnica y que se nos está escapando? Las respuestas parecen más complicadas de lo que esperábamos.
El arte de los óvulos congelados
La mujer, a diferencia del hombre, posee un número de ovocitos limitado. Además, a medida que pasa el tiempo, la viabilidad de sus óvulos desciende debido a las condiciones fisiológicas del cuerpo humano. Pero en la vida moderno a veces la maternidad ha de retrasarse por una o por otra razón. En ocasiones el problema no viene dado por el tiempo sino por cuestiones médicas. En cualquier caso, a veces hace falta tomar estos óvulos y congelarlos. Esta técnica, también conocida como vitrificación de ovocitos, permite utilizarlos en el momento adecuado, conservándolos durante mucho tiempo. Para ello, lo que se hace es estimular la producción de óvulos un poco antes de la menstruación, mediante inyecciones. Con esto lo que se consigue es que los óvulos que se iban a desechar de manera natural sean también fértiles. En total se pueden obtener entre 8 y 10 óvulos fértiles tras Tras la estimulación se extraen de 8 a 10 óvulos y se congelan a -195ºC
el tratamiento. Una vez terminado la fase de tratamiento, que dura unos 12 días, se extrae el óvulo directamente del ovario.
Todo este proceso es el mismo que el que se emplearía para una donante de óvulos frescos, solo que los óvulos, en este caso, van a ser congelados. Para esto se emplea nitrógeno líquido a -195ºC. Los óvulos quedan a la espera en el tanque de nitrógeno hasta que la interesada desee emplearlos. Existen varios factores que afectan a la calidad del óvulo. Entre ellos están el hecho de que la mujer sea fumadora o la edad. Dependiendo del número de óvulos viables y de su calidad, más adelante, se tendrá una mayor o menos garantía de éxito a la hora de tener hijos. Para ello, más adelante, se procederá a la inseminación artificial del óvulo y la implantación en la matriz, otro complicado proceso.
Lo que todavía no sabemos
Aunque el proceso general está muy controlado, con el tiempo nos estamos dando cuenta de que existen numerosos factores que no conocemos. Este año la Sociedad para la Tecnología de Reproducción Asistida ha decidido comenzar a publicar los datos sobre los ciclos de los óvulos congelados. A raíz de ello, los primeros análisis no se han hecho esperar. Así podemos encontrar datos muy interesantes. Por ejemplo, que, aunque no se esperaba este resultado (a pesar de que parece algo lógico), los óvulos frescos tienen bastante más éxito que los óvulos congelados.
La criopreservación, es decir, la preservación mediante el frío tiene como consecuencia cierto deterioro en el óvulo, debido a varios factores. El óvulo, aunque resistente, es una célula al fin y al cabo y los cristales de agua que se forman en su interior pueden estropear sus estructuras. Por otro lado, congelar óvulos tiene también sus ventajas, y es que permite esperar a que la pareja (el hombre) esté en el ciclo correcto para poder fecundar. Y sí, los hombres también tenemos ciclos, aunque no funcionan de la misma manera que en la mujer.
Pero volviendo a lo que no sabemos, existe una grave falta de información en cómo afecta la congelación a los óvulos de mujeres mayores de 30 y 40 años. Es decir, sabemos muchas cosas, pero nos faltan datos cruciales. Hasta el momento nadie se ha parado a obtener información exhaustiva de los sistemas de vitrificación para estas franjas de edad, explican algunos médicos especialistas. Y esto es algo importante porque parece que para ellas, la tasa de éxito es más pequeña aún de los esperado. Es de vital importancia conocer cada vez mejor el proceso y los datos concretos, como el que comentábamos sobre la cristalización del agua en su interior. Aunque, eso sí, con el conocimiento surgen otras preguntas también, como si es conveniente tener hijos a cierta edad. Pero de eso hablaremos en otro momento.