Richard Stallman es un hombre brillante, un excelente ingeniero de software y el fundador del movimiento de Software Libre. Hace 30 años **escribió el manifiesto GNU** con el objetivo de crear conciencia sobre las libertades de usuario y lo importante que es protegerlas de las corporaciones que crean software privativo para controlar la tecnología de forma bastante celosa.
Muchas cosas han cambiado desde los años 80, y muchas de esas libertades que tanto preocupaba a Stallman que perdiéramos cuando empresas privadas cerraran el conocimiento tecnológico cada vez más y más con fines económicos, hace rato que las cedimos en gran parte por las comodidades que nos supone intercambiarlas por servicios. El problema con Stallman es que siempre ha sido muy radical, y sus formas tan tajantes de decir las cosas han hecho que medio mundo lo llame paranoico y loco, aún cuando tenga razón en mucho de lo que diga.
Los sistemas operativos son malware
Hace un par de días Richard Stallman escribió un artículo en The Guardian en el que explica como el malware no tiene solo que ver con virus, sino que empresas como Microsoft, Apple, o Amazon lo instalan constantemente en nuestros dispositivos con objetivos maliciosos. Hace mención directa a Windows, OS X, y hasta al software que utilizan los lectores de libros electrónicos Kindle.
Stallman acusa a Microsoft, Apple, Amazon y los desarrolladores modernos de dañar a sus usuarios sin vergüenza alguna.
Stallman dice que el _malware_ es todo aquel programa diseñado para dañar al usuario de alguna forma, y de esta misma forma **el _software_ preinstalado en muchos productos puede ser malicioso también, y que usualmente lo es, cuando no es abierto o libre.
Stallman acusa a los desarrolladores modernos de hacer daño a los usuarios sin ninguna vergüenza**, y que cuando los acusan simplemente citan la letra pequeña en los términos de servicio y las licencias finales de uso. Dice que son tantos los casos de malware en software propietario que deberíamos sospechar que todos son peligrosos.
La "paranoía" de Stallman
En su artículo declara abiertamente que Microsoft sabotea a sus usuarios mostrándole los agujeros de seguridad a la NSA antes de arreglarlos. Acusa a iOS y OS X de tener puertas traseras y de espiar a los usuarios, y lo mismo para Android y sus componentes no libres. También habla de los servicios de streaming, los Smart TVs, software propietario en automóviles, dispositivos GPS, y hasta a la muñeca Barbie (sí, has leído bien, la jodida muñeca Barbie) de tener algún tipo de programa de rastreo que espía al usuario. Por lo que su solución es, citando sus propias palabras "no ser un imbécil y no confiar en nada".
Richard Stallman en su sitio, explica sus hábitos a la hora de utilizar computadores, leer en detalle nos muestra a un hombre que salta mil y un barreras para evitar en su totalidad cualquier riesgo posible de ver comprometida su privacidad. Algo que un usuario cualquiera, o hasta un _power user_ no podría tomarse el tiempo de hacer ni en sueños, y que destruiría por completo el flujo de comunicación, trabajo y entretenimiento al que nos hemos acostumbrado la mayoría de las personas que tenemos acceso a la tecnología.
Los usuarios que Stallman quiere no existen
Lamentablemente Stallman no parece estar muy conectado con la realidad del usuario de Internet y de ordenadores hoy en día. No solo deben haber menos personas de las que se pueden contar con ambas mano que puedan ser capaces de trabajar como lo hace él, sino que a la gigantesca mayoría de los usuarios ni siquiera les importa que estén siendo monitorizados por empresas privadas o gobiernos.
Hace años que nos enteramos del escándalo de la NSA y su plan de vigilancia masiva, y salvo por el puñado de activistas de los derechos digitales, y defensores de la privacidad en Internet que representan una minúscula fracción del grueso de usuarios, a nadie parece quitarle el sueño que cosas como las que menciona Stallman sean totalmente ciertas y comprobables.
La mayoría de la gente está contenta cediendo un puñado de sus información y datos personales a cambio de la comodidad y beneficios de los productos tecnológicos actuales. No solo eso, el mundo corre a pagar dinero por ellos. Simplemente porque su propuesta es más atractiva que no acceder a Internet desde tu propio ordenador, no usar aplicaciones privativas de ningún tipo, y vivir aislado en una burbuja tecnológica a la que nadie quiere acompañarte. Tal vez sea necesario vender al usuario la conveniencia de usar algo, por encima de las constantes advertencias sobre el daño -impalpable para la mayoría- que hacen las constantes violaciones de privacidad a las que nos someten incontables empresas. Mientras tanto, a nadie le importa.