Cuando hablamos de cáncer nos referimos a un crecimiento descontrolado de ciertas células del cuerpo, capaces de invadir otros tejidos. Ya sea por causas naturales o por otros factores externos, el ciclo celular (fases que toda célula debe pasar para formar células nuevas) puede alterarse, resultando en una célula con un comportamiento anormal que no parará de proliferar, pues su ciclo ha perdido la capacidad de ser regulado.

Existen diferentes mutaciones que una célula puede sufrir para que se vuelva cancerosa. En nuestro DNA, tenemos genes que pueden participar en la producción del cáncer si se ven alterados. Los genes supresores de tumores reducen la probabilidad de que se creen células cancerosas inhibiendo el ciclo celular si existe una proliferación excesiva. El problema llega cuando estos genes mutan y pierden su función reguladora. En este último caso, si una célula proliferase normalmente no sería necesaria la actuación de los genes supresores de tumores, pero si también existiese otra mutación que afectase a los procesos de crecimiento y los activase permanentemente, al no haber un sistema de regulación en marcha obtendríamos una célula cancerosa.

Para tratar esta patología los médicos deben hacer una clasificación de acuerdo con el tipo de cáncer y su estadio, ya que diferentes procesos cancerosos requieren diferente acción. Normalmente, se usará la cirugía para un cáncer confinado en un único lugar y no diseminado, pero en algunos casos particulares en los que se ha diseminado también se podría tratar con cirugía. Para los que no, las opciones son la radioterapia o quimioterapia, sin olvidarnos de otros tratamientos con carácter más específico. Recientemente, se ha realizado un estudio con el objetivo de aportar una nueva estrategia, en el que se pretende tratar el cáncer como una enfermedad infecciosa.

Investigando nuevas rutas

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A pesar del conocimiento que se tiene del genoma en el ámbito de procesos cancerosos, aún resulta extremadamente difícil identificar las mutaciones que les dan una ventaja selectiva a las células en su ambiente, ya sea incrementando sus posibilidades de sobrevivir o la capacidad proliferativa. Se sabe que ciertas mutaciones son comunes en grupos específicos de algunos tipos de cáncer, pero el tumor de cada paciente es único en su complejidad de cambios genéticos y eso dificulta mucho el desarrollo de nuevos diagnósticos y terapias diana. Si bien es cierto que existen fármacos para actuar sobre algunas de estas mutaciones cancerígenas, el resultado llega a ser decepcionante en algunos casos. Un ejemplo de ello podría ser el melanoma (un tipo de cáncer de piel) con la mutación V600E, que puede ser tratado con cierto fármaco, pero después del tratamiento la progresión del cáncer ocurre en un periodo de seis meses.

En lugar de actuar sobre un tipo de mutación específica para cada tipo de cáncer, lo que propone el estudio de un grupo de investigadores de la Universidad de Manchester es actuar sobre las características que tienen en común diferentes tipos de tumores. Es decir, centrarse en las coincidencias en vez de en las características individuales de cada tumor. Para ello, su enfoque consistiría en eliminar las células iniciadoras de tumores como si fuesen una infección. Estas células pueden renovarse, mantenerse y además acumulan mutaciones que pueden llegar a hacerlas resistentes a ciertas terapias, provocando que después del tratamiento principal se produzca la regresión del tumor.

Actuar sobre las características que tienen en común diferentes tipos de tumores

Numerosas clases de antibióticos aprobados por la FDA (U S Food and Drug Administration) inhiben la biogénesis de las mitocondrias, orgánulos celulares encargados de suministrar la energía mayoritaria para su actividad celular. Los investigadores han usado estos medicamentos, normalmente usados en el tratamiento de enfermedades infecciosas, para apuntar hacia las mitocondrias de las células iniciadoras de tumores y eliminarlas (in vitro) en 12 líneas celulares de cáncer, en 8 tipos de tumores diferentes (mama, DCIS, ovario, próstata, pulmón. pancreático, melanoma, gliobastoma). Muchos de estos fármacos no son tóxicos para las células normales, reduciendo así los efectos secundarios de las terapias contra el cáncer. En su estudio muestran los efectos de los diferentes medicamentos que han utilizado y enlazan a estudios que se han iniciado en pacientes. Si resulta bien este enfoque tendremos un nuevo tratamiento para el cáncer con menos efectos secundarios.

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